26. Nos vamos de cacería
La tarde de la inauguración de la galería llegó cargada de expectación. Skyler se había asegurado de que todo estuviera perfecto: los cuadros de arte urbano cuidadosamente iluminados, la música ambiental elegida para resaltar la energía de las obras, el catering con bocados exquisitos, y la lista de invitados formada por lo más selecto de la socialité y el mundo empresarial de Ciudad Vasett.
El lugar brillaba. Becca no dejaba de revisar los detalles, con los auriculares colgando de una oreja y el celular en la mano.
—Todo está listo. Será una noche inolvidable —dijo, intentando sonar optimista.
Skyler asintió, paseando la mirada por la galería. Había trabajado semanas para que ese día fuera impecable. Cada decisión, desde los artistas elegidos hasta la disposición de los cuadros, era una declaración: Skyler Donovan no solo dominaba las finanzas, también tenía el poder de impulsar cultura, de marcar tendencia.
La hora llegó. Los relojes marcaron las ocho, y las puertas se abrie