Me senté frente a Boris, que me estaba regañando. Lo miré a los ojos para que pensara que le estaba prestando atención, pero la verdad era que no me interesaba nada de lo que decía, y no porque fuera un irresponsable. La realidad es que hace más o menos una semana ya había revisado dichos documentos y ya había hecho la mayoría del trabajo. Ser un playboy millonario no era tarea fácil.
— ¿No has escuchado nada de lo que te he dicho, verdad? — me preguntó de mal humor.
Yo asentí con la cabeza inmediatamente, a pesar de no prestarle mucha atención a todo su regaño, sabía cuáles eran las partes importantes.
— Ya he revisado los documentos, y sí, es una buena propuesta. También sé que aún no confías en que yo pueda con las empresas y con las carreras, pero sí puedo hacerlo. Así que deja de estresarte, que eso me pone de mal humor — le dije.
Boris caminó hacia mí y se sentó a mi lado. Él agarró mi mano y empezó a darle golpecitos, sabía que ahora vendría un sermón de esos que odiaba, donde m