El estudio fotográfico era un hervidero de actividad. Asistentes corrían de un lado a otro ajustando luces, maquilladores retocaban rostros y estilistas preparaban las siguientes prendas. Valeria observaba todo desde un rincón, con una taza de café entre las manos, intentando que su mirada no se desviara hacia donde Enzo conversaba con el director creativo.
Llevaba tres días evitándolo. Tres días de excusas, reuniones inventadas y salidas precipitadas. Tres días desde aquel beso en el ascensor que había dejado su cuerpo ardiendo y su mente hecha un caos.
—Cinco minutos para la primera toma —anunció alguien con un megáfono.
Valeria apuró su café y se dirigió al set. La campaña para la nueva línea de ropa de Enzo requería que ambos posaran juntos, algo que hasta hace una semana le habría parecido simplemente profes