Kenton había ido al apartamento de Esmeralda muy molesto. Ese mismo día habían discutido en su oficina porque él quería llevarla a casa, pero ella se negaba a que alguien los viera juntos.
Él llegó y esperó estacionado en su automóvil para verla llegar y entrar juntos.
-¿No te das cuenta de lo extraño que es ver un automóvil así estacionado en un edificio como este?- Reclamó por el deportivo rojo que él había decidido usar ese día
-¿Quieres que conduzca uno más económico así no te avergüenzas de mi dinero?- Preguntó irónicamente demasiado molesto por lo extraña que le resultaba ella
Jamás, el CEO, se había sentido más incómodo en su vida. No había conocido jamás a una sola mujer que lo apartara por ser millonario, mucho menos que se avergonzara de su poderoso estatus. Claramente Esmeralda tenía otra manera de pensar.
-No sería mala idea. Además no imagino un coche así con un asiento de niños- Lo observó retadora y él solo pudo respirar profundamente para calmarse
-Si