Martín me sujetó con más fuerza y se notaba que no tenía la más mínima intención de dejarme ir, el señor Lombardi al ver la situación respiró profundamente y habló con una paz que me decía que las cosas no se quedaban ahí.
_ Al parecer usted no ha entendido que la señorita Emma no desea irse _ el señor Lombardi se acercó lentamente y encañonó de forma disimulada a Martín haciendo que él se pusiera pálido _ le pido nuevamente que suelte a esta persona si no desea amanecer en el desagüe de aguas negras, créame que no es la primera vez que algo hago así, recuerde algo señor pelafustán, siempre hay un pez más grande que uno mismo y en este momento lo está comprobando.
Mi queridisimo esposo me soltó lentamente y en el momento que el señor Lombardi miró que tenía marcas en mi brazo fue que le dejó ir un puñetazo en el estómago que hizo que tomará aire a bocanadas, rápidamente el hombre guardó su pistola y a pesar de que varias personas lo miraron siguieron almorzando como si nada hubiera p