Tres meses después
He sanado por completo de mi mano y puedo ser reintegrada al trabajo, uno que anhelaba desde hace mucho, porque desde que mis padres se han enterado de mi matrimonio, ellos no me hablan ni siquiera para darme los buenos días.Cosa que es incomoda, porque seguimos en la pequeña habitación donde los tres dormimos, ya que, no quiero vivir en casas pagadas por el hombre del que me divorciaré.Es por ello, que durante tres meses he estado hablando sola, porque mis padres salen de aquí desde temprano sin decirme que hacen ni mostrar el más mínimo interés en darme la oportunidad de explicarme todo.— Por fin podré estar en un lugar donde no soy invisible ni juzgada con la mirada por ser una mala hija. — digo con dolor.— Buenas tardes, señora…— Solo llámeme, Irina, por favor. — digo y el hombre que me saluda asiente.