También doy mi sangre y siento que estoy enloqueciendo porque ni siquiera así puedo saber si será posible liberarme de toda la mierda que tengo que soportar porque mi mujer esta delicada… su vida depende de muchos movimientos certeros y mucha suerte.

— Saquen más sangre en caso de que se necesite. — digo a la enfermera y ella niega.

— Creo que esto es suficiente. — dice la enfermera y yo niego.

— Nunca es suficiente. Por favor, saquen más sangre, mi bebé debe necesitarlo. — digo desesperado. La chica se levanta e intenta calmarme.

Pero, antes de enloquecer mi padre interviene dejando claro que debo controlarme por el bien de mi bebé y el de mi mujer. Por eso, miro angustiado la puerta por la que se fue la enfermera mientras la angustia me recorre completamente.

— ¿Qué pasa si no es suficiente?

— Culparte no hará que las cosas sean