Lo única diversión que tenía en el campo eran las novelas de la tarde. Las horas de la tarde era el único tiempo en que podía disfrutar de la televisión porque era cuando menos se dañaba la señal.
Dichas novelas con una trama predecible, me mantenían pegada al televisor por lo atractivo de sus actores. Pero ninguno de ellos se compara con el hombre que veo frente a mí desnudo usando únicamente una pequeña toalla que escasamente cubre el bulto en su entrepierna.— Lo has hecho bien. Demasiado bien, si me permites decir. — dice Eydran burlándose.— Dijiste que debía cubrirme con tu ropa y eso es lo que hice.— Pero, si que te lo has tomado muy en serio. — dice él sonriendo.— ¿Vas a burlarte de mí o vas a vestirte? No sé cuánto tiempo durará esto, pero, debo volver, mis padres deben esta