Como la empleada que soy, le preparo lo que ha pedido, aunque me siento incomoda porque no se marcha de la cocina aunque ve que estoy trabajando.
‘¿Acaso no comprende que su sola presencia me hace sentir incomoda?’ me pregunto mentalmente.— He estado pensando porque aceptaste trabajar para mí si aun ahora dudas de mí. — dice el jefe.— Por el dinero, por supuesto. Aunque tenía mi trabajo, me prometió un gran pago por cumplir con dos responsabilidades, por eso, es que me encuentro aquí. — digo sin atreverme a mirarlo.— ¿Estás segura que es solo por eso? — pregunta mi jefe y yo me giro para asentir.— ¿Por qué otra cosa sería? ¿Acaso cree que me he enamorado de usted o algo parecido? — pregunto en un tono burlón que hace que él me sonría y se cruce de brazos.Lo reconozco, él es muy a