- Marco, me sorprendes, creía que eras más listo que otros, pero ya veo que a ti también te vieron la cara. He de confesarte que cuando me visitaste en Suiza creí que sería mi final, no esperaba que me dejases con vida, viví unos buenos 3 años luego de ahí, pero nunca espere que “Ese cabrón” apareciera, el muy maldito me arrojo ácido en la cara.
- ¿Qué? ¿De qué estás hablando? ¿De quién estás hablando? DIME… - Grito Marco exasperado.
- Pues de quien más debo de hablarte, ¡Pietro! ¡Pietro Pellegrini! Ese maldito no murió e incluso el infeliz de Teodore le ayudo a acercarse a mí. Salió más listo que bonito ese escuincle, Toedore y él tenían alianzas y durante poco más de 8 años que supuestamente llevaba de muerto, el cabrón estuvo en el hospital tratando de sobrevivir.
- ¡Eres un mentiroso!
- No tengo por qué mentir, ¡Mírame! ¿Acaso vez a un hombre que podría estar mintiendo?
Marco vio con incredulidad a aquel hombre, pero escudriñando su rostro, estaba claro que esas quemaduras deb