Una vez que Diana y los chicos desaparecieron del lugar, los demás continuaron con la cena. Massimo no desaprovechó la oportunidad y le dijo a Laura y Luciano que, después de la cena, quería hablar con ellos en privado.
- Señorita Pastrana, ¿Sería tan amable de acompañar a este pobre viejo a tomar un trago…? - Dijo Magnus levantándose de su asiento.
- ¡Oh! ¡Claro! – Dijo Almendra levantándose de su asiento, entendiendo la indirecta.
- ¿Me va a contar cómo es que una jovencita tan bella como usted decidió ser una abogada? - Se escuchaba que preguntaba Magnus a Almendra.
Una vez que en la mesa solo habían quedado Laura, Luciano, Adele y Massimo, la primera se levantó y dijo:
- Voy a dejar a Adele a la habitación, ya quiere dormir, los alcanzó en el estudio, no tardo. - Dijo Laura mientras sacaba a Adele de su sillita de comer.
Ambos hombres asintieron, se levantaron y se dirigieron al estudio.
- ¿Cómo te has sentido aquí, Luciano? - Preguntó Massimo con interés. - Espero que bien, tus he