Pietro había salido de la habitación, iba camino a la sala de estar, llegando a las escaleras, se topó con una silueta conocida. Ekaterina iba subiendo aquellas escaleras, Pietro conocía a la mujer que tenía frente a él, sabía perfectamente que no era una buena chica, ya sea en el presente o en el pasado, Ekaterina era una persona de cuidado, por un lado, pudo entender la preocupación o sexto sentido de quien sería su futura esposa.
- Ekaterina, ¿A dónde se supone que vas? – Dijo Pietro en un tono cortante.
- Perdona, creo que me perdí, buscaba el tocador… - Dijo Ekaterina descaradamente.
- Tú y yo, bien sabemos que eso es lo último que harías, ¿Qué buscas? – Dijo Pietro molesto.
- Bien, me has pillado, quería hablar un momento a solas contigo y, de paso, aprovechaba para entregarte el obsequio que traigo para tu prometida. – Dijo Ekaterina de manera tranquila.
- No tengo idea de qué quieras hablar conmigo, pero creo que, si eso era lo que querías, no debiste subir.
- Bueno, no quería