Massimo y Laura llegaron a casa luego de su rápida visita a una tienda de postres, Massimo bajo todo lo comprado y lo llevo a la cocina para que la cocinera lo guardara. Su sorpresa fue mayúscula cuando vio a Paloma sentada en la sala de estar, vio su maleta y supo que lo que había comentado Laura era verdad, su hija mayor se vendría a vivir a su casa, ni en sus mejores sueños habría imaginado esta situación, aunque sabía lo que se avecinaba con sus padres.
Paloma al verlo se levantó y dijo:
— Massimo, podemos hablar.
— ¡Claro! ¿A qué se debe esa maleta?
— Te lo explicó en un momento, ¿podemos hablar en privado?
— Si… Vamos al estudio.
Massimo se sentía intimidado por esa mirada, aunque le costara reconocerlo, esa era la misma mirada que él utilizaba para intimidar a su contrincante, cuando quería llegar a una jugosa negociación, pero verla hacia él era otra cosa, jamás imagino verse en esa situación, ahora entendía que sentían aquellos caballeros con los que negociaba.
Una vez que Mas