Pietro y Guadalupe llegaron al jardín, en él se encontraban los abuelos y su padre tomando café.
- ¡Hijos míos! Estuvimos esperándoles, pero vimos que no salían de la habitación, por lo que nos adelantamos en el desayuno. – Dijo la abuela apenada.
- ¡Perdón, abuela! Estaba trabajando y Guadalupe estaba descansando. – Respondió Pietro tranquilamente, abrazándola.
- Sí, abuela. ¡No hay problema! Ahorita desayunamos – Dijo Guadalupe mientras estrujaba a su abuelo.
- No desayunen tanto que vamos a comer temprano. – Dijo la abuela señalando el jardín de frente que estaba en arreglos para la comida por su cumpleaños.
- Pietro… - Se escuchó una voz ronca.
- ¿Sí? – Respondió Pietro levantando la vista.
- Me gustaría platicar contigo en el estudio después de que desayunes. – Dijo Leonardo con un poco de nervios en la voz.
- Entiendo, déjame desayunar y vamos al estudio. – Respondió Pietro tranquilamente.
La plática que Pietro había tenido con el abuelo Alberto le dejó pensando en lo que dijo, “