Aldo llegó al colegio, Enzo llevaba los ojos llenos de lágrimas, estaba furioso, su abuelo últimamente lo había estado llevando al colegio, él tenía ya una rutina y su padre no la seguía, eso provoco que el pequeño se exasperará e hiciera aún berrinche. Al final Aldo, ya molesto, lo reprendió y obligo a subir al auto, lo que provocó que el niño fuera llorando la mitad del camino.
Al llegar al colegio, aparco el auto y ayudo a descender al menor, este aún estaba molesto y sus mejillas tenían marcas de sus lágrimas.
— Enzo, sé que es difícil que tu abuelo no este, pero le prometiste ser buen niño, ayúdame con eso, sé que no soy el abuelo, pero hago mi mayor esfuerzo. — Dijo Aldo tranquilamente.
— En la tarde dile al abuelo Teodore que venga por mí, de regañones, lo prefiero a él. — Dijo Enzo agarrando su mochila y entrando al colegio.
Aldo sintió una opresión en el pecho, era su primer día sin su padre y ya le estaba costando, no cabía duda que, aunque Pietro era un hombre reservado, ten