Massimo y Laura entraron a consulta, la doctora Berlusconi se sorprendió al ver a Massimo por segunda vez al hombre frente a ella, solo atinó a decir:
— ¿Nuevamente apoyo moral?
— ¡Sí! Ella es mi hija, la otra mujer era mi exmujer… — Dijo Massimo tranquilamente.
— ¡Bien! Vamos a ver cómo está tu chiquitín Laura, ¿cómo te has sentido?
— Bien, solo con cambios raros en mi cuerpo, en ocasiones me siento bien, en otras me siento triste y en otras me fastidia todo.
— Es normal, son las hormonas… Veamos cómo está, él bebe, súbete a la camilla.
Massimo cargó a su hija y la subió en un solo paso.
— Laura, descúbrete el vientre, voy a aplicar un poco de gel para poder deslizar el equipo, ahora sentirás un poco de frío, pero no pasa nada.
— ¡Sí!
La doctora comenzó a mover el equipo sobre el vientre de Laura y casi de inmediato se pudo escuchar el fuerte latido del bebe. Los ojos de Massimo y Laura se encontraron, era la primera cita en teoría en la que iban tranquilos y podían poner más atención