Guadalupe salió con sumo cuidado del estudio después de escuchar a Massimo, una vez en el pasillo, él pudo escuchar cómo la chica corrió y bajó por las escaleras.Una sonrisa se dibujó en el rostro de Massimo, sin hacer ruido, la siguió y escuchó cómo ella le platicaba a Emma las buenas noticias.- Señora, pero hace mucho tiempo que no adornamos la casa, seguro los adornos ya están rotos o muy pasados.- ¡Emma! ¡Vamos! Lo importante es que podemos adornar, esta será mi primera Navidad aquí, no me importa si los adornos están rotos, usaremos lo que nos sirva, tengo unos ahorros y tal vez podamos comprar el árbol.Massimo se sorprendió al escuchar que ambas mujeres se preocupaban por el dinero, eso no debería ser un problema, el dinero era algo que no debería preocupar a su mujer, pero ella nunca le pedía nada.- ¡Guadalupe! – Dijo Massimo entrando a la cocina.- ¡Mande! - respondió ella cambiando el semblante.- Me quedé pensando en eso de tu Navidad, esta es la primera vez que pasarás
Guadalupe y Emma se enfocaron en preparar la cena, nunca se dieron cuenta de la hora en la que Massimo salió de la mansión. Ya casi atardeciendo, Guadalupe subió a su habitación y se encontró con el vestido y el joyero con el regalo de su esposo. Al abrir la caja, sintió mariposas en la panza, vio el vestido y era algo descarado, pero si él se lo había seleccionado, lo usaría.Emma se retiró temprano, fue a pasar las festividades en casa con sus hijos. Todo estaba en calma en la mansión Pellegrini y no quería hacer mal tercio, además de que a fin de año siempre lo pasaba en familia, lejos del estrés del trabajo.Guadalupe se arregló lo mejor que pudo, el vestido le había quedado a la perfección, el escote no era tan exagerado como pensaba, se colocó un poco de maquillaje, recogió su cabello para lucir en su esbelto cuello aquella exquisita gargantilla y esos hermosos zarcillos que Massimo le había regalado.Poco después, bajó y se dispuso a preparar la mesa, no sin antes dejar en su
Massimo estuvo sentado en una banca reflexionando sobre el rumbo de su vida.Después de una hora se dirigió a su auto y fue a casa de Alessia. Ya había tomado una decisión, “Querer a veces duele”, pensó.- ¿Puedo quedarme aquí? - preguntó Massimo sintiendo una gran opresión en el pecho.- ¡Claro, amor! ¡Esta es tu casa! ¿Qué pasó? - dijo Alessia en un tono apacible.- ¡Nada! Solo que Guadalupe tiene la habilidad de sacarme de mis casillas, esta vez no quiero excederme, por lo que salí de ahí y quiero ver si puedo pasar una temporada aquí.- ¡Esta es tu casa! Lo repito, si así lo deseas, puedes quedarte el tiempo que gustes.Finalmente, Massimo lo había decidido, él dejaría la mansión, si Guadalupe le daba esa opción, él se mudaría y la abuela no se enteraría. La propuesta de la chica era lo único que sabía que, era lo más sensato que había dicho en todo el tiempo que habían permanecido juntos.Así fue como llegó la fecha de su aniversario de bodas, la abuela los quería ver y tal como
--- Actualmente ---Después de la charla entre Massimo y Guadalupe en el jardín, ambos caminaron hacia la mansión, Caterina ya se encontraba de pie saludándolos desde el balcón de Guadalupe.- Massimo, hijo. ¡Me agrada que por fin decidieras venir a visitar a tu esposa! - dijo la abuela esbozando una gran sonrisa.- Sí, abuela, de hecho, hemos estado platicando, le he comentado que voy a venir a ayudarla en su recuperación. - dijo el hombre de manera muy tranquila.- ¡Oh! ¡Excelentes noticias! ¡Excelentes noticias! Con justa razón, hoy el día brilla más de lo habitual. - dijo la abuela sin perder la sonrisa.La aparición de su nieto le daba un buen presentimiento, ella creía que su nieto recapacitaría y haría las paces con su esposa.- Abuela, le pedí a Massimo que hablara con usted. Él no puede venir aquí y tomar esa decisión, así como así, primero debe consultarlo con usted.- Bueno, mi niña, creo que es un gesto muy bueno, así que no tengo por qué negarme.Frente a la mansión, Leopo
Massimo pasó todo el día en la mansión, acompañando a Guadalupe y ayudándola con la toma de sus medicamentos.Pietro por su lado, no pudo soportar esta decisión y terminó marchándose demasiado molesto.Llegada la noche, Caterina no perdió oportunidad para tratar de encender la llama entre ellos, así que prefirió cenar antes y retirarse a su alcoba antes que ellos.Durante la cena, Leopoldo solo colocó dos lugares y Guadalupe quedó sorprendida.- Leopoldo, ¿Y la abuela? - dijo la chica un tanto sorprendida.- La señora está descansando, estaba un poco cansada y prefirió retirarse a dormir.- ¡Oh, ya veo! - dijo tranquilamente Guadalupe.- Me parece que solo cenará con el señor Massimo.- ¡Oook! - respondió la chica nerviosa.Guadalupe sintió una ligera punzada en el estómago, había permanecido tranquila con su presencia, pero eso no quería decir que no le incomodara.La chica hacía un esfuerzo por mantener la serenidad ante los buenos tratos de su marido, pero ese truco ya lo conocía.“
En Lazio varios kilómetros lejos de Florencia, comenzaba a desarrollarse una situación que cambiaría el rumbo de todas las cosas. Alessia había firmado su despido y se mantenía tranquila porque aún esperaba la visita de Massimo. Sabía perfectamente que él tendría una buena explicación para lo que estaba sucediendo, él siempre tenía buenos motivos para hacer un movimiento.Con el pasar de los días, este no había llegado y eso le generaba una rara sensación en el pecho. Algo le decía que esto no era normal en aquel hombre que amaba.Una mañana cualquiera, se levantó con una ligera sensación de vértigo, sintió ganas de vomitar, así que corrió a su baño. Esto que acababa de pasarle, ya lo había sentido días atrás, por lo que llamó su atención.Corrió hacia su móvil y abrió una aplicación para ver cuándo debió llegar su periodo, ya que con todo lo ocurrido, no había puesto atención en ello. Lamentablemente, ella se percató de que tenía dos semanas que debía haber llegado.- ¡Demonios! ¡De
De vuelta en La Toscana, Massimo llevaba una semana en casa de la abuela, cuidaba diligentemente de su esposa, incluso uno de esos días se había atrevido a prepararle el desayuno y llevárselo a la cama.- ¡Massimo está delicioso! ¡Nunca imaginé que cocinarás! - dijo Guadalupe sorprendida.- Bueno, hay muchas cosas que desconocemos de cada uno, pero de hambre no me voy a morir. - dijo Massimo sintiéndose orgulloso de su logro.- ¡Ya veo! ¡Está delicioso! ¿Quieres? - Dijo la chica mientras estiraba el cubierto con un trozo de pan francés. Él aceptó su gesto con gusto, poco a poco, Guadalupe estaba bajando la guardia y eso le estaba agradando a Massimo. Toda la semana, Massimo había dormido en la misma cama que su esposa, era curioso porque ella, desde el primer día, se había quedado muy en la orilla y cuando despertó, estaba en los cálidos pero fuertes brazos de su esposo. El primer día se resistió y le pidió que no volviera a suceder, al parecer, Massimo no era quien la llevaba a sus
Al amanecer, Guadalupe despertó al sentir frío, el cálido abrazo de Massimo no estaba, pensó que su marido tal vez se había levantado a hacerle el desayuno. Aunque en el pecho algo no la dejaba tranquila, se vistió y salió a caminar al jardín, pasó por la cocina y en ella no estaba, no había señales de su esposo, regreso a la habitación y por instinto busco su maleta, esta ya no se encontraba.Por un momento se quedó sentada a la orilla de su cama, no podía pensar claramente, lo que ocurrió en la noche fue especial para ella, se reusaba a lo evidente. Este hombre nuevamente logró engañarle, ella cayó como cada una de las veces que lo había hecho con anterioridad.Trató de no pensar en cosas malas, pero al ver que el tiempo avanzaba y este no aparecía, buscó su móvil y le marcó, el teléfono sonaba, pero él no tomaba la llamada.Eran las 10:00 am y decidió marcar a la mansión, un poco por preocupación, un poco por enojo. Quería saber, ¿qué estaba sucediendo? Un día antes le había dado