Ha comenzado un nuevo día como esposa de Marcus. Aquí no tenemos ayuda doméstica, así que me levanté temprano para preparar el desayuno. Mientras comíamos en el comedor, Marcus y yo guardamos silencio. Él estaba concentrado leyendo algo en su iPad. Después de aquellas palabras hirientes, me obligué a dormir dando la espalda, porque no supe qué hacer tras su ducha. Por suerte pude conciliar el sueño a pesar de la carga emocional, y desperté temprano.
—Evelyn.
Detuve lo que estaba haciendo al oír que Marcus pronunciaba mi nombre. Lo miré y esperé a que hablara.
—¿Qué es eso? —me dijo—. Vuelve temprano a casa más tarde. Quiero que la cena esté hecha para cuando llegue. —Habló con frialdad y volvió a su iPad.
Me encogí por dentro y evité mirarlo. Me daban ganas de gritarle y decirle que no soy su empleada doméstica, pero opté por callar. Discutir con Marcus no me serviría de nada: solo quedaría mal y él ganaría la riña.
Terminé de comer deprisa para irme de la casa. Volvería a la empresa