El envío que llegó hoy era enorme.

Bolsas apiladas frente a la entrada del primer piso, y la nueva línea de ropa masculina acababa de arribar. Cada empleado estaba ocupado en su tarea, moviéndose con rapidez y eficiencia. Livia no pudo evitar sentirse orgullosa: su personal se había convertido en verdaderos profesionales. Los dos especialistas que Damian había enviado habían transformado por completo la tienda. Lo que antes se manejaba de forma sencilla, ahora funcionaba como una pequeña empresa con un equipo capacitado.

El ajetreo del día hacía que nadie hablara mucho, así que nadie notó que Kylie estaba más callada de lo habitual. Durante el trayecto esa mañana, no había dejado de moverse inquieta, apretando el volante con nerviosismo. Había estado debatiéndose si debía pedir permiso para ir a casa, pero no encontraba el valor. Si alguien se enteraba de que había dejado sola a Livia en la tienda, podría significar el fin de su empleo. Pero… ¿podía llevar a su jefa consigo a casa? ¿E