Especial Cap. 5
El tiempo pasó.
El ardiente sol del mediodía dio paso al silencio de la noche, y la noche, a su vez, cedió ante una mañana brillante y llena de vida. Los pájaros cantaban, las mariposas danzaban entre las flores, y el jardín frente a la casa principal rebosaba vitalidad. Con cada nuevo día llegaban también nuevas rutinas para todos los que vivían allí.
Últimamente, las peticiones de Livia se habían vuelto más extrañas con cada jornada. Cuanto más la complacían, más ideas se le ocurrían. Nadie sabía si eran antojos de embarazo o simplemente su manera de burlarse de su esposo. Pero como el objeto de sus bromas siempre respondía con paciencia, el mayordomo Matt se sentía aliviado y había dejado de preocuparse tanto.
De hecho, el propio Matt pensaba: El corazón del joven amo se ha ido ablandando poco a poco gracias a la señorita Livia.
El viejo mayordomo encontraba alegría y consuelo en ese cambio; incluso llegó a ocuparse de los antojos de Livia sin que nadie se lo pidiera. En cada consu