Especial Cap. 4
Una joven que sabía aprovechar su embarazo—esa era Livia.
Los sirvientes se habían vuelto mucho más atentos a sus necesidades diarias. Todo tenía que ser perfecto: el jabón que usaba en la ducha, el champú para su cabello, incluso la aromaterapia del baño. El detergente para la ropa debía oler fresco, pero no demasiado fuerte para su sensible nariz de embarazada.
El mayordomo Matt, perfeccionista por naturaleza, se volvió aún más estricto con los chefs. Las comidas debían ser impecables. Los refrigerios saludables cambiaban todos los días para que ella no se aburriera, y la cocina rotaba chefs para mantener todo interesante.
Incluso la señora Alexander había comenzado a mostrarle algo de cariño—moviendo discretamente los platos hacia el lado de Livia durante las comidas, aunque apartaba la mirada justo después. No era un gesto libre de orgullo; le avergonzaba mostrar demasiado afecto.
Sus cuñados también estaban emocionados por el bebé, llenando la casa de una energía alegre. Damian,