Especial Cap. 22
Las palabras de la señora Alexander seguían resonando en la mente de Damian, moldeando la forma en que trataba todos los deseos de Livia durante su embarazo. Desde entonces, había intentado cumplir con todo lo que ella quisiera.
Como aquella dulce cita que tuvieron al final de su jornada de trabajo ayer. Estaba orgulloso de haber seguido cada paso del protocolo de citas a la perfección. Ahora que se lo tomaba en serio, lo hacía incluso mejor que antes.
‘¿Hay algo que no pueda hacer?’, pensó Damian, inflando el pecho con orgullo. Solo le faltaba conducir, solo para satisfacer la curiosidad de Livia.
Incluso había organizado una cena romántica digna de una película. Los ojos de su esposa brillaban de emoción mientras lo colmaba de besos, con lágrimas en los ojos al ver los pétalos de flores flotando en la piscina, formando sus nombres. Aquella cita fue perfecta—gracias a los impecables arreglos de Brown, salvo por su maldita boca, que no pudo guardar el secreto sobre las clases de manej