Wanda estaba parada Enel vestíbulo cuando un hombre alto que media al menos uno diez entró al edificio, el hombre tenia una belleza sobrenatural, vestía con un traje beige hecho a la medida, su cabello negro como el azabache estaba peinado a un lado, su delicada piel y su perfecta figura lo hacía lucir como si fuera de la realeza. Sus ojos como el azul del cielo se dirigieron a la hermosa mujer que parecía como sacada de una revista de modelaje. Él se acercó a ella a pasos lentos como si estuviera en cámara lenta, mientras ella no podía separar sus ojos del hermoso hombre que poco a poco parecía estar más cerca de ella.
-Creo que ambos estamos bien sincronizados – dijo Clemente cuando llegó junto a Wanda – ambos estamos perfectamente combinados.
Wanda no articuló palabra alguna, solo le brindó una hermosa sonrisa mientras asentía con la cabeza.
- ¿Me permite escoltarla hasta mi carro bella dama? – preguntó Clemente sintiéndose completamente extasiado por la hermosa sonrisa de la chica