Esa tarde, después de clase

Hazelton y Sophia estaban sentados en un pequeño café cerca del campus, disfrutando de rebanadas de pastel y vasos de jugo mientras esperaban a que llegara Jenny. El café era un lugar favorito de los estudiantes: algunos venían a relajarse, otros a trabajar en sus tareas.

Su postre estrella era el pastel de fresa, cubierto con mermelada casera que sabía a cielo.

Sophia acababa de mencionar la próxima fiesta de cumpleaños de su sobrina.

—Mi hermano dijo que podía invitarte. ¿Te gustaría venir? —preguntó, con la voz ligera pero vacilante. Quería decirle la verdad a Hazelton sobre quién era realmente, pero cada vez que las palabras alcanzaban su garganta, desaparecían.

Un pequeño destello de miedo la recorrió: miedo a que Hazelton cambiara si se enteraba. —Entonces… ¿vendrás a conocer a mi familia? —preguntó de nuevo, intentando sonar casual mientras daba otro pequeño bocado de pastel. La mezcla de sabores dulce y ácido de la fresa se derretía deliciosamente e