Sebastian A las 12, Scarlett me llamó para recordar mi almuerzo con Benjamin. Luego de que Marco hiciera un informe, decidí que podíamos avanzar con la empresa de Benjamin Wilson, ya que al parecer todo sobre ellos estaba limpio. La verdad es que necesitaba a Scarlett en la empresa, redactando unos contratos y revisando algunos documentos, pero no era una opción alejarla de mí, sobre todo después de escuchar a un par de hombres que trabajan en Marketing, hablando sobre Scarlett y su “cuerpo de sirena”. Idiotas, si los volvía a escuchar hablando algo sobre Scarlett, iba a encontrar una forma de despedirlos. Es obvio que ella no le presta atención, nunca lo ha hecho. Nació tan hermosa que duele, y no se regodea en ello, es una de las tantas virtudes que me enamoraron de ella. Sin embargo, eso la ponía en constante peligro, ella parecía ser dulce para todos menos para mí. Quería enojarme por eso, pero me gustaba demasiado verla enojarse de esa forma infantil en que lo hacía. Eso no es
Sebastian Me dirijo hacia la puerta principal cuando el timbre suena, un sonido que me hace sonreír y hace que mi corazón lata apresurado por la expectativa. Cuando abro la puerta de mi apartamento veo a Scarlett, sosteniendo un café en una mano y una bolsa con desayuno en la otra. Pero su mirada, oh, su hermosa mirada cargada de un odio palpable, me impacta como un golpe. A pesar de su expresión, mi sonrisa no vacila. —Buenos días, Scarlett. No me contesta. Me aparta de un empujón y entra a mi apartamento de manera malhumorada. A pesar de su actitud, no puedo evitar reír suavemente ante su obstinación mañanera. Cierro la puerta detrás de nosotros y la sigo hasta mi cocina, en donde deja el café y la bolsa. Había establecido las nuevas reglas el día anterior. Desde entonces, Scarlett tendría que aparecer en mi apartamento temprano por la mañana para ayudarme a elegir la combinación de ropa para el trabajo y también traerme el desayuno. Sabía que esta situación podía ser complicada,
ScarlettEstamos sentadas en el restaurante de siempre, ese que ha sido mi escape de Sebastian desde que acepté almorzar con Sabrina y Regina por primera vez. El sonido de las conversaciones de los comensales a nuestro alrededor se mezcla con lo que Sabrina nos dice, algo sobre una fiesta. Sin embargo, estoy totalmente alejada de las fiestas en ese momento.En la mañana, hice algo completamente fuera de mi zona de confort, por voluntad propia me acerqué demasiado a Sebastian, intentando demostrarle que no me asusta estar cerca de él, y que no significa nada para mí. Sin embargo, mis piernas temblaban durante todo el tiempo, incluso después de salir. Pero, para mi sorpresa, Sebastian se comportó como el jefe ideal en el trabajo. Nada de miradas insinuantes, comentarios atrevidos ni sonrisas con doble sentido. Fue profesional y serio, como si nada hubiera pasado entre nosotros. ¿Qué estaba intentando hacer? ¿Volverme loca ya que no acepto volver con él?—Scarlett, ¿estás de acuerdo en q
ScarlettEstá demás decir que nunca he viajado a Hawái, así que no me avergüenzo de admitir que mi boca quedó abierta cuando el avión voló sobre la isla. Me emocioné todavía más cuando llegamos al hotel. Desde el momento en que pusimos un pie en su impecable vestíbulo, supe que estábamos en un lugar especial. La fusión de la elegancia moderna y la autenticidad hawaiana creaba una atmósfera única que me dejó sin palabras. Era como estar en una película de Hollywood.Dos mujeres nos recibieron en la entrada, y nos colocaron Leis, collares hawaianos de flores y conchas. También nos ofrecieron una bebida de apariencia exótica, ya que iba dentro de una piña, y de decoración tenía una pequeña sombrilla y una flor roja. Mientras caminábamos hacia la recepción miré los altos techos de madera tallada, y los detalles en bambú a lo largo de los pasillos resonaban con la herencia de la isla. Las paredes estaban decoradas con arte local y coloridas piezas de cerámica que representaban la cultura
ScarlettPasé el resto de mi día haciendo uso del servicio al cuarto. Pedí helado, comida, dulces e incluso una botella de vino. Ellos quisieron decirme el precio de la botella, pero les dije que no lo hicieran, Sebastian debía pagar por meterse en mi cabeza. Cambié el color de mis uñas a un rojo intenso, que por supuesto, hacía juego con el vestido rojo que decidí ponerme en la noche para el evento.A las 7 de la noche estuve lista. Me había preparado para sobrellevar la noche con una cantidad moderada de alcohol, y decidí dejar mi teléfono en la habitación. Esta era un evento en el que no iba a trabajar, así que no tenía por qué estar detrás de Sebastian.Mientras avanzo por los jardines del hotel, las palmeras se mecen suavemente y siento la suave brisa sobre mi piel y cabello. La luz tenue de las linternas ilumina el camino de piedra. El sonido distante del océano me relaja al momento de disipar cualquier pensamiento no deseado.En mi trayecto, paso por un puente que cruza un pequ
SebastianAbro los ojos en la penumbra de la habitación del hotel, los recuerdos de la noche anterior llegan de inmediato. Mi cuerpo se llena de euforia cuando siento los labios de Scarlett todavía en los míos. Volver a besarla fue como llenar mis pulmones de vida después de haberlos mantenido vacíos por demasiado tiempo.Me siento en el borde de la cama y respiro hondo. La bruma de la mañana filtra la luz por el ventanal, iluminando débilmente la habitación. Pero cuando mis ojos se enfocan en el espacio vacío a mi lado, suspiro con pereza. Scarlett no está allí todavía.James apareció justo cuando la canción acabó, y Scarlett, aprovechando la oportunidad para escapar, desapareció. La confusión en sus ojos reflejaba su lucha interna, la lucha que tuvimos el día que nos separamos y la que compartimos durante años. Sabía que Scarlett estaba confundida, pero también sabía que no fui el único que sintió ese beso como la gloria. Si pensaba que escapar de mí, me haría cambiar de opinión, se
Sebastian Estoy sentado en mi escritorio, revisando algunos documentos cuando escucho un golpe en la puerta. Levanto la vista y veo a Elena, mi secretaria, la mujer trabaja conmigo desde que comencé con EnerGreen. Elena tiene 65 años y hace 2 años se pintó el cabello de blanco para no seguir luchando contra sus canas, incluso una vez se le ocurrió bromear conmigo y decirme que podía hacer lo mismo por mí, mis canas prematuras son heredadas por mi padre.—El señor Wilson está aquí para su reunión de las 9—anunció Elena.Asentí e hice un gesto con la mano.—Que pase.Benjamin Wilson es el CEO de una de las empresas más destructivas oculta bajo el nombre de una empresa de logística cuando en realidad solo tienen flotas de vehículos que consumen combustibles fósiles. El hombre hizo tantas llamadas como pudo a mi secretaria, e insistió mucho en que debía ser mi empresa quien lo ayudara. La idea de asociarme con una empresa que consume combustibles fósiles no es precisamente mi ideal de e
LettyMe despierto sobresaltada con el sonido del despertador de mesa que he dejado sonar. Al abrir los ojos y mirar hacia la ventana, veo que la luz del sol ya ilumina la habitación. Me siento en la cama y miro el reloj de mano en mi mesita de noche y en medio de mi bruma mental me doy cuenta de que el despertador ha sonado por cuarta vez, es demasiado tarde para ir a mi entrevista de trabajo. ¡Maldición! ¿Por qué siempre me pasa esto? ¿Por qué no puedo llegar temprano a ningún lado?En ese momento, entra mi hermana menor en mi habitación, con una taza blanca de Lilo y Stich llena de humeante café y una sonrisa burlona en su rostro.—El desayuno está listo, Letty—me dice mientras revisa su propio reloj de mano—. Y ya es tarde.La miro siniestramente. No necesitaba su sarcasmo ahora mismo.Me levanto rápidamente de la cama y corro hacia el baño para ducharme y arreglarme lo más rápido posible. Incluso creo que lastimé mis encías mientras cepillé mis dientes. Tomo un pedazo de pan de l