-Eres perfecta- murmuró Andrew depositando un beso sobre mi frente. -Te quiero-
Mi corazón comenzó a latir como loco. No había querido pensar que también le correspondía, porque no quería sufrir. Pero ahora entre sus brazos, tenía más sentido que nunca.
-También te quiero- susurré y lo besé en los labios.
De pronto el timbre sonó y nos separamos confundidos.
-¿Esperabas a alguien?-
Negó frunciendo el ceño.