Era verdad que había una biblioteca... Pero también había ¿Un piano? No estaba segura. No podía ver bien, maldición.
Si tan sólo pudiera abrir un poco más...
-¡Agatha!- gritó Marta desde la planta baja, haciendo que me sobresaltara.
Mi corazón comenzó a latir desesperado. Cerré despacio la puerta y corrí escaleras abajo.
-Aquí estoy-
-¿Qué estabas haciendo?- me miró con desconfianza.