-¡¡Marta!!-
El grito de Andrew retumbó por todas las paredes de la casa.
-El señor está un poco... Intenso hoy- murmuré y le di otro mordisco a mi manzana.
-Si. ¿Puedes llevarle esto, por favor?- me pidió ella, mientras extendía un analgésico y un vaso de agua.
Al parecer, al jefe se le partía la cabeza. Y cómo no, con todo lo que había bebido anoche, era lo esperable.
Los tomé y fui hasta la sala de estar, donde él descansaba sobre el sillón.