¡Hey, Bajhor Hunther! ¿Podrías llegar a caer en aquello que te juraste nunca caer? ¿Podrías llegar a sentir atracción por algo que para ti no es atractivo? ¿Llegaras a implorar por un amor que no te mereces? Frida Kayenston sabe lo que es vivir con la mirada sobre sus hombros, saben lo que es los murmullos, sabe lo que es que te critiquen en cada lugar donde vayas, pero ¿Vale la pena vivir con los comentarios de las personas de mente cerrada? Ella más que nadie sabe lo que es amarse a sí misma, que su cuerpo muy voluptuoso no es impedimento para ser feliz y disfrutar cada día. Pero llega alguien, –un completo idiota para ser honesta–, llega a su vida para lograr cuestionar su manera de pensar, su amor propio y su bienestar. Ese mismo idiota, quien cree llevar el juego a su antojo no tiene idea de lo que Frida puede llegar hacer, con tan solo intentar jugar con ella. Nunca deberías intentar subestimar a una persona que tiene tantas cosas detrás de sí. Por lo menos ponte a pensar un poco de como llego hacer su pasado y el motivo del porque llega hacer tan hiriente al momento de abrir su boca y no medir sus palabras. Una casualidad que con lleva a volverse rutinaria, una propuesta de trabajo, muchos motivos para pensar si aceptarlo o no, roces, miradas, comentarios, encuentros, una historia que te dejara pensando, pero… Bajhor Hunther, ¿Implorando lo imposible? –Por favor, solo ámame –me observa fijo, yo no supe que responder.
Leer más‘Frida, nunca te dejes guiar por lo que las personas digan de ti, nunca te hagas sentir poca cosa y mucho menos, le des el derecho de humillación a una persona carente de valores, amate, quiérete, triunfa mi amor’
Sabias palabras, las tengo tan grabadas en mi mente, quince años han estado tan vigente en mi día a día, es como si cada vez que algo bueno esta por pasar, esas palabras de mamá se repiten una y otra vez, y su voz se siente tan latente en mi memoria.
Aunque se marchó de mi vida y de este mundo terrenal cuando apenas tenia solo 13 años y era donde más la necesite, sé que cada palabra de aliento que me dio lo atesoro con mucho amor. La vida en aquel entonces no era fácil, era tan duro tener que vivir como la niña gorda y huérfana, papá decidió marcharse y yo quede al cuidado de una tía, misma que me dio y me ha dado los días más felices de mi vida.
Pero ahora, que tengo 28 años y los he vivido de un modo tan pleno, sin atormentarme por lo que la gente opine de mi trasero enorme, mis pronunciados pechos, mis caderas anchas y mis mejillas regordetas puedo decir que todo se fue un poco a la m****a en cuanto entre en aquel estudio donde me necesitaban.
– ¡Por dios Frida! ¡Por fin! –mi primo Mark apareció entre un montón de chicas de cuerpos hermosos y con una increíble vestimenta. –SOS, me siento morir –me echo a reír y le doy un corto abrazo.
– ¿Cuál es el problema? –se engancha de mi brazo y me encamina hasta donde están todas las chicas.
– ¡Esto es el problema! –las señala a todos, sin una pizca de maquillaje, con sus cabellos sin una pizca de sentido y la verdad es que se siente la tensión en este lugar. –La chica que transformaba a estos patitos feos no pudo venir, se accidento y está a una hora de aquí, mi jefe me va a matar si la sesión no empieza por lo menos con una de ellas en unos treinta minutos –asiento, observo a una chica de cabello cobrizo muy, pero muy nerviosa, me acerco a ella, tomo su mano.
–Empezare contigo.
– ¿Eh? –sus manos tiemblan, ¿Pero qué pasa?
–Tranquila, todo estará bien, serás la primera en salir, ¿Vale? –ella mira por encima de mi hombro, sus labios entreabiertos, ¿Qué le da tanto temor?
De pronto siento como el aire acondicionado de pronto está súper helado y es como si estuviéramos en el polo norte, todas se ponen rígidas y no miento, parecen un jodido campo cubierto de nieve de lo pálidas que están. Volteo un poco para ver a Mark, esta de igual forma que las chicas, me termino de girar por completo y allí es donde le veo venir.
Barba de aproximadamente un par de semanas, muy bien cuidada debo destacar, su cabello muy bajo a ambos lados y quizás la parte trasera, muy abundante en la parte de arriba y es de un color azabache, sus cejas densas, ojos solo un poco rasgados y en cuanto la luz le da con todo en el rostro sus ojos grises claros me dejan completamente atontada. Su nariz perfilada, labios un poco finos pero muy lindos, su cuerpo es una gran obra de arte y es como si los mismos ángeles pervertidos lo hicieron a mi jodido antojo.
– ¿Quién eres tú? –le miró fijamente, ¿Me está hablando a mí? – ¡Hey! ¡Aquí! –su voz gruesa un tanto ronca y con destello de arrogancia, agito mi mano frente a mis ojos y salgo de mi trance.
– ¿Eh? ¿Yo? Bueno…
– ¡Señor! –la voz de mi primo se escucha a mi lado, ahora está frente a ese guapo y sexy hombre. –Disculpe Señor Hunther, ella es mi prima, Frida Kayenston –las chicas que hace un momento estaban calladas ahora chillan al escuchar mi nombre, ahora la rígida soy yo. –Sé que no le gustan los cambios drásticos y mucho menos sin su consentimiento, pero Winny no podrá asistir hoy, señor.
– ¿Disculpa? –dios, porque todo esta tan helado en este lugar. – ¿Qué ha pasado con Winny? ¿Y qué tiene que ver tu prima la voluptuosa en todo esto?
– ¡Oh no! –exclamo de inmediato, Mark pasa a verme de inmediato, palidece. –No sexy hombre, tu no dijiste esa jodida m****a.
– ¡Frida, no por favor! –la súplica de Mark la tiro a un lado e incluso a él mismo. –Es mi jefecito, no... –alzo mi mano, detengo su hablar.
Camino con toda seguridad, quizás cuatro pasos adelante ya que esa es la corta distancia entre ambos, mis tacones de 10 jodidos centímetros se escuchan al impactar con el suelo, podría decir que soy más alta que él, pero no es cierto, el condenado es alto incluso si utilizo unos 10 centímetros más en mis pies, me cruzo de brazos, le miró fijamente, este enarca una ceja, ni siquiera me molesto en mirar quien está a ambos lados de él.
–Bajhor Hunther, el arrogante y egocéntrico dueño de esta agencia de fotografía y…
–Y el creador de los mejores eventos de pasarela, fiestas y un jodido adonis en la cama.
–Eso no te lo discuto –este me mira con asombro. –Lo de los eventos de pasarela y fiestas, lo de ser un jodido adonis en la cama, me importa una m****a.
–Claro –esté pasa a cruzarse de brazos, me mira fijo. –Nunca podrías tener a semejante ejemplar en tu cama, soy más de follarme a una mujer de cintura fina, pechos muy bien operados y un trasero no muy exagerado como el tuyo –mi boca se abre de par en par, le escupo una risotada.
–Menuda plasta de m****a que eres, ¿No? –este sonríe de lado y se encoge de hombros. –Pues resulta que a mí no me gustaría compartir una cama con alguien como tú –comienzo a caminar a su alrededor, las otras dos personas se alejan de él y puedo sentir como comienza a intimidarse, estoy muy segura que Mark esta que colapsa. –Idiota, arrogante, molesto, un jodido grano en el culo y mira que lo tengo muy grande –me detengo muy cerquita de él, podría claramente ser él quien me intimida con su tamaño pero eso no es problema para mí. –Espero que encuentres quien arregle a tus chicas, porque esta voluptuosa mujer, de hermosas caderas y pechos apetecibles, no te va ayudar, mon chéri.
–Mejores estilista ha tenido mi empresa –sonrió de lado y asiento.
–Pero ninguna como Frida Kayenston, hombre idiota –le guiño y este me mira con un hermoso desprecio. –Feliz día, señor Hunther.
Paso a su lado, no sin antes chocar su hombro con mucha fuerza y hacerle saber que lo mejor es que no me provoque la lengua ponzoñosa que me destila más veneno que los colmillos de una cobra. Tomo el camino por el largo pasillo que me llevo hasta ese estudio, que gran diferencia ambiental, acá está fresco, ese lugar es una nevera pero no creo que sea el lugar, creo que es ese jodido de Bajhor que tiene esa aura tan pesada.
Mientras camino me doy el jodido gustazo de mover mis caderas de un lado a otro, me di cuenta que este lugar está lleno de cámaras y quiero dejarle a Bajhor Hunther un hermoso recuerdo de que a mi es imposible hacerme sentir mal con palabras tan vacías, hacerle saber que podría llegar hacer su maldita perdición y que no tiene sentido provocarme con su manera de referirse a una mujer como yo.
– ¡Frida, querida! –una voz algo chillona me hace voltear, mi asombro es tan notorio al verla. – ¡Por dios! No me creía que estabas acá en este estudio –sus brazos me rodean, al alejarse su sonrisa es ancha.
– ¡¿Bera?! –esta asiente sonriente. – ¿Qué haces aquí? ¿Cómo es que tú?
–Mi novio trabaja aquí, están en problemas, no encuentran una estilista profesional –abre su boca de par en par, me señala. – ¡¿Por eso estas aquí?! ¿Verdad? –escucho que alguien más pronuncia su nombre, al ver a su lado un chico de piel morena aparece, él creo que…
– ¡Mi amor! –la castaña le abraza sonriente. – ¿Solucionaron todo? –el moreno me mira, puedo notar la vergüenza en su mirar.
–Ella iba a salvarnos el trasero, Bajhor no la dejo –Bera voltea a verme, chitea.
– ¿Qué? ¿Por qué? Frida es aún mejor que Winny –se cruza de brazos, luego un gesto en su rostro me hace saber que algo se ha accionado en su mente. –Es porque eres, así –me señala de pie a cabeza. –Bajhor es un idiota, piensa que la mujer perfecta debe tener diminuta cintura y una tabla en los pechos y en el culo, que estereotipo tan deprimente. –el chico a su lado asiente, Bera de pronto sonríe ampliamente. –Pero tu mi querida Frida, vas a cambiar ese pensar de Bajhor Hunther.
– ¿Qué? ¿Cómo o qué? ¿Qué estas tramando? –esta me toma del antebrazo y me lleva por el camino que hace un momento deje atrás. –Bera…
–Tú entraras a ese estudio, maquillaras y peinaras a todas las chicas y le meterás esos 10 centímetros de tacón a Bajhor por el culo.
– ¡Bera! –el moreno exclama, esta sonríe.
–Te lo debo Frida, tu sabes a que me refiero –la observo fijamente, su semblante cambio de un momento a otro, ahora no es Bera la entusiasta, en este momento sé que los recuerdos están apareciendo en su mente.
–Prometo hacerlo –susurro solo para ella. –Pero tú no pienses en aquello –me mira, levemente asiente.
–Se el tormento de Bajhor –dice con una sonrisa. –Se su huracán, Frida.
**
La risa de Bajhor llama mi atención, una sonrisa se forma en mis labios, porque es realmente increíble como una bebé de meses logra que las personas revivan ese niño de su interior. Bajhor, salta, brinca, canta y se arrastra por el suelo solo para que su pequeña hija de cabello azabache, largas pestañas, ojos claros y risa estruendosa se divierta y este feliz.El olor del estofado me deja saber que está listo y paso a servir para por fin cenar, la papilla de Alana esta en temperatura ambiente y la llevo a la mesa. Sirvo un plato para mi pelinegro y uno para mí, los llevo de igual manera a la mesa y paso a llamarle a ambos. Bajhor viene con Alana y la deja en su lugar, le coloca el babero y la pequeñita sin esperar más comienza a observar su papilla.–Hambrienta como el padre –el pelinegro me mira y entrecierra los ojos. –A mí no salió.–Si claro –com
Les veía a ambas, me costaba creer que una mujer de edad madura este con una niña de meses haciendo un condenado duelo de miradas. Verona y Alana están en ello, y como siempre es mi dulce niña de mejillas regordetas quien le gana a su tía, Verona siempre termina en carcajadas y Alana es una niña muy lista, para ser sincera.Desde que en aquel mes fui recatada de las manos de Abdón, mi relación con Verona a estado avanzando, no de la manera rápida que ambas queremos y no porque no nos nace avanzarlo, es porque mi hermana ha estado en todo lo suyo con respecto al modelaje y hace un par de semanas que volvió al país.–Adoro a esta niña –le escucho decir y les miro. –Es tan lista para los pocos meses que tiene, será muy astuta, eso no lo pongo en duda.–Tuvo a quien salir – me señalo a mí misma, Verona ríe. &ndas
–Supongo que es por tu culpa que yo soy así de monstruo y cruel, ¿No? –Abdón se da una calada de su cigarrillo y luego un trago de su botella de ron. –Todo es tu culpa –se da un trago más. –Tu culpa, tu culpa, ¡Tu culpa! –esté estampa la palma de su mano al frio mármol debajo de él. –Si tu no fueras sido tan ingenua, y sabes, sé que no soportabas eso por mí, no, por mí no soportabas nada, soportabas por ti, por no sentirte jodidamente sola –este se da la última calada de su cigarrillo, lo lanza a cualquier espacio del cementerio.El castaño se pierde en su mente, los recuerdos lo embargan de pronto y siente ese coraje, enojo y rabia que hacía mucho no volvía a sentir. Desde que unió su vida a la mujer que ahora es su esposa, su manera de pensar, y tratar a las mujeres cambiaron porque acepto que necesitaba ayuda y estuv
Muchos meses atrás. . .Era el quinto trago que llevaba por la noche, al tomárselo de tajo se pide otro y voltea a ver a su compañero de trabajo. Este le observa fijo, Abdón se encoge de hombros y lleva la mirada al frente, su amigo nuevamente trata de persuadirlo de lo que está por hacer.–Abdón, no soy ese tipo de amigo, compañero o conocido que se mete en los problemas de los demás, pero piensa bien las cosas, ya tienes una esposa que te quiere y estas por tener pronto a un hijo, ¿no crees que te estas arriesgando el pellejo en esto? –el sexto trago de Abdón está aquí y este enfoca la mirada en el líquido amarillento. –Es que no sé porque te empeñas en joder la vida de esa mujer, ¿Por qué? –el repentino golpe a la barra del bar toma por sorpresa a su compañero de trabajo y e
–Ella sabe en el jodido mundo donde está metida por tan solo salir con ese hombre, Bahil... –el menor de los hombres Hunther me mira. –Tú no puedes ir por la vida intentando hacerla cambiar de decisión, Grecia está bien grandecita para saber qué demonios es lo que hace, que tu estés muy interesado por ella no te da el derecho de decidir en sus asuntos, ¿Bien? –suspiro. –No confundas los sentimientos con la realidad.–Pero Frida, corre peligro junto a ese tipo.– ¿Y tú tienes que ir por la vida retando a esa gente, Bahil? –este agacha la mirada. –Lo que viste aquella noche hace muchísimo tiempo en ese jodido callejón no es tu asunto, Grecia es una gran chica, es una gran trabajadora, pero sus asuntos personales no nos conciernen, su vida personal está muy lejos de nuestras manos, lo nuestro con ella es solo en lo laboral, ¿Enti
¿No y que Alana venia cerca? No sé cuánto he pujado, cuanto he escuchado, 1, 2, 3, una y otra vez, estoy agotada me siento muy cansada. La doctora me deja saber que esto es así, que pueden venir cerca, pero es mi primera vez teniendo un bebé, es mi primera vez pujando como desquiciada, gritando, gruñendo e incluso clavando mis uñas en las sabanas o la mano de Bajhor. – ¡¿Cuánto más?! ¡¿Cuánto?! –chillo nuevamente, pujo por veinte segundos, me dejo caer de espaldas volteo a ver a Bajhor, observo el gesto en su cara, angustia, miedo. –Adonis... –este voltea a verme, sonrió. –Lamento las veces que te engañe haciéndote saber que había roto fuente... –este sonríe y niega. –Lamento mis locos antojos y aún más lamento el haber hecho que fueras en medio de la madrugada por unos tacos y chili con carne, pero es que, quería comerlos... –este ríe un poco, deja un beso en mi frente. –Pero gracias por no soltar mi mano. –Te dije que no te dejaría sola, ¿Bien? –Te
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