No soy papá.- dijeron desde la puerta.

Claudia volteó sorprendida.

-Mamá, me asustaste.- dijo asombrada.

Su mamá soltó una risa pícara y le respondió: disculpa hija, vi a tu papá salir muy enojado y quise chequear que todo estuviera bien.

-Tranquila mamá, solo pensé que eras otra persona. -afirmó Claudia aliviada.

-¿Pablo? -preguntó mamá.

La mamá de Claudia, Carlota Gil, era una mujer elegante y hermosa, nadie podía dudar de quien Claudia había heredado su belleza, además era toda una mujer de negocios, tenía una carrera ejemplar como una reconocida diseñadora de modas hasta que sacrifico su carrera para apoyar a su esposo, cuidar de su familia y criar a sus hijos.

-Mamá, no quiero hablar de eso. -respondió Claudia molesta.

-Hija, han pasado años y nunca supimos que pasó, no nos dejas tocar el tema, ya tenían su casa y los preparativos de la boda, solo les faltaban meses para graduarse, tu papá y yo solo queremos saber qué pasó pasa poder apoyarte. -dijo Carlota.

Claudia, quien siempre sintió vergüenza y decepción por lo que pasó hace 5 años, nunca quiso contárselo a nadie. Prefería que todos dudaran de lo sucedido a aceptar la verdad.

-Eran la pareja perfecta, con un futuro brillante por delante, y ahora no pueden estar en la misma sala. -continuó Carlota, con un tono comprensivo, tratando de conseguir la verdad.

-Mamá, para por favor, algún día tal vez podré contarte, pero hoy no será. Por favor, déjame sola. -respondió Claudia.

Y así sin más, su mamá, que no necesitaba mucha explicación ni palabras para entender a su hija, respeto sus deseos y se marchó. Claudia volvió a tomar su vaso de whisky, y empezó a recordar todo lo que pasó en los últimos días y lo que pasó hace 5 años.

Tal como dijo su mamá, ella y Pablo eran la pareja perfecta, se conocieron en el primer año de universidad, ella estudiando Ingeniería Petrolera y el Negocios, y desde allí fueron inseparables. La pareja de oro de la Universidad Nacional, guapos, ricos y los más inteligentes de su clase. Sus familias mantenían su relación fuera de la prensa para evitarles problemas, por lo que no muchas personas fuera de su círculo sabían de su relación, por eso en la actualidad nadie sospechaba del pasado que ambos compartían.

Claudia decidió que era hora de irse, al salir al salón principal, alguien la agarró de sorpresa y la acercó a su pecho, un hombre alto y musculoso, por lo que con la altura de Claudia sus ojos quedaron a la altura de su pecho y solo podía ver un traje azul y de material costoso.

-¿Te vas sin despedirte?. -dijo.

Cuando Claudia se recompuso, subió la mirada para ver a Julio Marín, CEO de la empresa MARINE, la compañía de transporte marítimo más grande de Latinoamérica, uno de los hombres más guapos y codiciados de México y desde hace un año, el novio de Claudia.

-Julio, me asustaste. -respondió Claudia con risas.- me siento muy cansada y voy a retirarme.

Julio le entregó un trago de whisky y le dijo: Entiendo, has tenido mucho trabajo con estos cambios de gabinete, te extrañaba y solo quería verte.

Claudia se puso de puntillas para darle un beso, Julio era el hombre perfecto para ella: guapo, ocupado, inteligente y entendía todo lo que era necesario hacer para mantenerse en el negocio.

Todos en la habitación voltearon a mirarlos, algunos con alegría, otros con celos. Los CEO de las dos empresas más importantes de México, en una relación que todos asumían iría hasta el altar.

-Gracias por entender Julio, ¿nos vamos?. -preguntó Claudia al separar el beso.

Julio la tomó de la mano y ante la mirada de todos, incluido Pablo, se despidieron de su familia y se retiraron.

Ya solos en el carro, Claudia invitó a Julio a quedarse en su apartamento, a pesar de todo lo ocurrido estos últimos días con Pablo, ella quería a Julio y sabía que era una relación que la beneficiaba en todos los aspectos, tanto laboral como personal. Y esta noche más que nunca necesitaba una distracción y entretenimiento para desviar su mente de todo lo ocurrido, y Julio: guapo, musculoso y habilidoso, era la distracción perfecta.