-SEDE DEL MINISTERIO-
Se encontraban solos en la oficina de Pablo, él parado en su lado del escritorio posando sus manos firmemente de la silla y ella sentada al otro lado con una pose elegante y seductora, ambos viéndose fijamente.
-Buenos días Señorita Gil, gracias por venir.-dijo Pablo aclarándose la garganta. -pero tal como usted me dijo, no era necesario que se acercara personalmente, era algo que podía retirar cualquier empleado.
Claudia, con una sonrisa burlona, respondió: solo le estaba dando el mismo trato que usted a mi, ahora, por favor, entrégueme el documento.
Pablo se dio vuelta unos minutos, buscando el título de propiedad entre sus documentos. Por supuesto Claudia aprovechó la oportunidad para respirar y mantener la compostura, mientras lo observaba fijamente, como los músculos de su espalda se movían y se tensaban cada vez que movía una carpeta.
Finalmente se volteó y le entregó un documento, cuando lo hizo, Claudia hizo un sutil movimiento intencionalment