Emilia tiene la mirada fría, fija en su teléfono. Esta pensativa...
Tomo su brazo y ella tira de él. Sale del edificio y voltea.
—No somos amigos Edu.
—Valla ahora me llamas Edu.
—Ya estamos fuera de la oficina — dice ella —Te puedo llamar así, pero si no es de tu agrado...
—No, Dime Edu se siente incómodo el señor Costa.
Mira el edificio y no puedo evitar reírme con fuerza. Ella avanza hacia mí y estamos a centímetros del otros, me mira a los ojos y quiero retroceder pero avanzó y ella no retrocede.
—Lo hiciste bien hoy —dice intentando evitar sonreír. La miró a los ojos y ella no quita la mirada. Su voz me tensa de inmediato el cuerpo, esa frase. Sacudo un poco la cabeza.
No sé si esta es su manera de coquetear o quiere demostrarme que ella tiene el control. Retrocedo y quito la mirada.
—Emilia — le extiendo la mano.
—Dime...
—Gracias por lo de hoy —digo. Ella aún no toma mi mano, la observa.
—No me he olvidado tu acto infantil, ni tus humillaciones y se que aún dudas de mí y tu pad