Capítulo 20: Fabricio, El Hombre Que Se Apagó Solo
Punto de Vista de Fabricio Castiglioni
Fabricio se paseaba por su oficina como un animal enjaulado, la mandíbula tensa y los puños cerrados.
Algo no encajaba.
Sabía que había hecho bien su trabajo sucio: desvió los fondos, manipuló los planos, cambió los proveedores y, como guinda del pastel, alteró las medidas de los cortes de hierro.
Era el golpe perfecto.
O eso pensaba.
Porque, una vez más, Anahir había salido ilesa.
Y eso lo carcomía por dentro.
Raúl, su asistente, entró con la expresión tensa, sabiendo que cualquier mala noticia podía desatar la furia de su jefe.
—Señor Castiglioni, hice lo que me pidió. Pregunté a varios proveedores, pero ninguno sabe cómo se pagaron los nuevos materiales.
Fabricio entrecerró los ojos.
—¿Cómo que no saben?
—La orden de pago no salió del fondo de la obra. Tampoco de los inversionistas menores.
El corazón de Fabricio latió con fuerza.
—¿Entonces de dónde salió el dinero?
Raúl tragó saliva.
—Solo p