Layne
La presencia de tantas personas del reino en el templo esperando mi princesa había sido una gran sorpresa, pero nada como ver a los hombres y mujeres que de alguna manera gobernaron el imperio esperándola aquí. Yo recordaba los momentos en los que pensaba que tener el apoyo de los grandes señores y señoras de Aveyron lo era todo.
Y aquí estaban de rodillas ante ella, jurando lealtad y reconociéndola como una verdadera Caelum. Y era fácil ver por qué habían vuelto y hecho algo que nadie pensó que podría suceder.
Sus casas estaban acabadas, sus herencias, sus legados. En nuestra ausencia, el mundo tal como lo conocíamos había cambiado y los hombres y mujeres que por siglos habían tenido un poder en las tierras... ahora no eran nada.
Habían ido a las fronteras del imperio y la habían cruzado a pie o a caballo. Solo para llegar hasta aquí y hablar con ella, hincarse como pudieran para jurar la lealtad.
—Acepto sus juramentos, así como su lealtad, porque el Imperio tiene que rena