Las partes y yo

–¿La viste Ismenia? Quiere reír pero también quiere llorar.

–Sí, está confundida. Luce tan bonita.

Reímos las dos alrededor de la cuna mirando las preciosas mañas de Flor, después  de que le cambiáramos el pañal. Ismenia se había convertido en mí mejor ayudante. La veía seguido durante el día. Me llevaba comida, estaba pendiente de refrescarme y además me hablaba, me hablaba de cosas que me ayudaban a dejar atrás los problemas que tuvieran que ver con Astrid y con mi regreso a la casa. Vestía siempre con un uniforme color azul claro a cuadros. El borde la tela era azul oscuro y la falda terminaba un poco más debajo de la rodilla.

El resto de las mujeres de la casa, que servían ahí vestían un uniforme igual, solo una señora un poco mayor lo llevaba en color crema.

–Creo que fue una

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