IsabellaAlgo dentro de mi me dice corre, y es lo que hago, esa mujer nunca tocará a mi hijo, salgo por las escaleras de emergencia y tomo un taxi a pie de calle, el único lugar que se me ocurre para ir, es la casa del abuelo Augusto.Con los dedos temblando, llamo a Frank, es el único que puede ayudarme, Clark, nunca pensaría que él, me ayudaría a escapar, tal vez este en un gran error, pero tengo mucho miedo.—¿Dónde estás? —me responde de inmediato.—Voy a casa de mi viejito, por favor alcanzame ahí.—Estoy aquí, no te preocupes, cuenta con mi apoyo, solo trata de calmarte, aquí te veo.Colgamos sin más, no puedo ni hablar, voy llorando como Magdalena, mis manos, labios y pernas, tiemblan sin control, sea lo que sea, no voy a permitir que nadie lastime a mi bebé.Una hora después, llego a la mansión Silver, al bajar el abuelo me espera en la puerta, me hace pasar de inmediato y caminamos al despacho, solo quiero irme de aquí. —Mi niña, ¿qué ha pasado? ¿Por que lloras así? —don Aug
IsabellaDespués de cenar, me meto a la cama y me abrazo a la almohada, dejo que las lágrimas fluyan, trato de calmar mi corazón, se que no es lo correcto, pero no puedo llamarlo. No hasta estar segura de que mi hijo no corre peligro, tengo miedo, me siento insegura, todo se derrumbó en segundos, no se quien sea esa mujer, pero no la quiero cerca de mi. Llaman a la puerta pero ni siquiera tengo fuerza para levantarme, dejó que la persona detrás de ella se canse y se marche. Yo solo quiero estar aquí, entre las sábanas sin que nadie me hable. Siento una mano en mi hombro, el aroma me es familiar, su barba roza mi mejilla y lloro con las fuerza, le giro y me abrazo a él, lo he extrañado tanto, justo cuando estoy por poner mi rostro en su pecho, se aleja; se ve enojado, furioso.—Me dejaste, te fuiste sin darme ninguna explicación ¿qué pretendes Isabella? —aprieta los dientes Su rostro está demacrado cerca del mio, pero por primera vez no me ve con amor, casi hecha fuego por los ojos
Clark Después de que Vince, sale a hacer mis peticiones, me dispongo a continuar con mi día, sin embargo, un fuerte dolor atraviesa mi pecho, el corazón me duele y se me dificulta respirar. Trato de enfocarme en mis asuntos pendientes, la inoportuna aparición de Katrina, me hizo perder mucho tiempo, más el malestar no desaparece. Para calmar un poco mi ansiedad le envío un texto a mi mariposa, no responde y eso se me hace raro; recuerdo que fue a ver a don Augusto, y se me pasa un poco, deben estar hablando o tomando el té. La hora de la firma llega, salgo con Vince, de la oficina, en el camino veo si hay alguna respuesta, pero nada. Ya han pasado dos horas, y ni siquiera le ha llegado el mensaje. La molestia en mi pecho continua, la respiración se vuelve erratica, me mareo un poco y lo atribuyo al embarazo, la hermana de Mateo, nos dijo que varios de los síntomas se pueden presentar en el padre, así que imagino es eso. Llegamos al restaurante italiano, nuestros clientes
ClarkLos gritos desgarrador es de Nattasha, son música para mis oídos y pavor para Katrina, quien observa con terror el grandioso trabajo que realiza la experta en tortura qué envió Pietro.Creo que ya le quedó claro que conmigo y con los míos, nadie se met y si lo hacen, no salen vivos. El infierno que le tengo preparado a Katrina, no es ni la quita parte de lo que ahora ve.Esa desgraciada no solo amenazó la vida de mi mariposa, también pensó en lastimar a nuestro hijo y eso, jamás se lo perdonaré; su miserable vida no le alcanzará para pagar sus pensamientos. Veo de primera fila, como la vida de Nattasha, se va apagando poco a poco, el suelo está teñido de rojo, su cuerpo lleno de yagas y sus cuerdas bucales ya no emiten ningún sonido. Me pongo de pie y avanzo hasta donde está su asqueroso cuerpo, la experta me sonríe de lado y se coloca a mi lado, pasa sus dedos por mi camisa y me susurra algo muy divertido. —Lástima que no me gusten los chicos, pero imagino que la tal Isabell
Isabella Don Augusto, me despierta a gritos, estoy empapada en sudor y el corazón me late a mil por hora, esto va mal, quizás el podría resolver las cosas y yo solo me aceleré, giro mi rostro para ver a mi viejito que luce preocupado. —Perdón, mi viejito bello creo que me dejé llevar —bajo la mirada. —Creo que si, me vas a contar que paso o ¿tengo que adivinarlo? —me sonríe sentándose en la cama a mi lado. Le devuelvo el gesto, bajo la vista y jugueteo con mis pulgares; mi viejito toma mi barbilla y levanta mi rostro, nos vemos a los ojos, su presencia me da tanta calma. —Esta mañana antes de ir a ti casa, me di cuenta que se le habían olvidado unos documentos a Clark, en casa, así que se me hizo buena idea ir a entregarlos antes —suspiro largo —cuando iba a abrir la puerta de su oficina, escuché la voz de una mujer... —¿Te estaba engañando? Se lo advertí, pero que pasa co los hombres de ahora —empieza a refunfuñar y te go que detenerlo. —No, no, no, no, el no me estaba eng
IsabellaMe despierto a mitad de la noche, las pesadillas no me dejan dormir y la intranquilidad me invade; debí esperalo y hablar con él, esperar alguna explicación sobre quien era esa mujer y porque hablaba de lastimarnos, y en lugar de eso me dejé guiar por mis miedos y ahora la culpa no me deja ni dormir.Necesito hablar con Clark, explicarle el porque de mi repentina partida, y sobre todo esperar a que no se encuentre tan enojado conmigo por huir de su lado. me coloco la bata que nos proporciona el hotel, y salgo a la estancia de la suite a tomar un poco de agua,me siento empapada en sudor y muy hambrienta.Con todo esto ni siquiera me he acordado de comer algo, encuentro un frutero con manzanas y tomo una, por lo menos logra calmar un poco mi estomago, me sieto fatal, no solo es el malestar del embarzo, tambien las consecuencias de mis pésimas decisiones.Me siento en una silla cerca del balcón y observo la bella ciudad de noche, me pongo der pie y abro el ventanal para salir, el
Augusto Estaba por mostrarle un hermoso vestido de maternidad a Isabella, cuando la tienda se llenó de detonaciones, humo, gritos; solo atine a protegerme detrás de un muro. Cuando todo acabó salí a buscarla, sin embargo, por más vueltas que dí, no pude dar con ella; pase horas buscando entre los rescatados pero nada. En este momento estoy de regreso en el hotel, una maldita redada. Tomo el móvil y marco a Clark, el tiene que venir aquí y resolverlo, el tiene que... —Don Augusto, que gusto de saludarlo ¿cómo están mis amores? —cierro los ojos con fuerza. —Clark... —Deme un segundo —se escucha lejano y que solicita algunos documentos —listo ¿en qué estábamos? Ah si, voy por ustedes al aeropuerto, solo dígame a que hora llega el vuelo. —Necesito que vengas. —¿Todo bien? —empiezo a sollozar. —Hubo un tiroteo en la plaza donde estábamos, no se donde está —rompo completamente en llanto. Se queda en silencio por mucho tiempo, mi llanto cada vez es más grande, en este momento pare
IsabellaNos suben a una camioneta, solo somos la dependienta y yo, nos amenazan a punta de armas de gran calibre; más parece que efectivamente, como la chica de la tienda lo mencionó, iban por ella, solo estábamos en el lugar y hora incorrectas.La joven me abraza y se da cuenta como cubro mi vientre, me pregunta cuanto tiempo tengo y le digo que menos de un mes. Me promete que todo va a estar bien y que no va a permitir que ese tipo nos haga daño a mi bebé y a mi.Me abraza nuevamente y permite que me desahogue; solo quiero regresar a casa junto a Clark, ser una familia feliz y estar a salvo, y justo pasa esto por mi inmadurez. Jamás me voy a perdonar si algo le pasa a mi hijo, en este momento estaríamos seguros junto a él, estaríamos trabajando y dejándonos consentir por Clark. —¿Siempre hablas en voz alta? —lloro con más fuerza.—Perdón —es todo lo que logro decir, pues el llanto no me permite más.—Ese Clark, si que es afortunado, tiene a una mujer que lo ama y se ve que el tamb