Tres meses después.
Me mantuve parado a un lado de mi padrino, con la mirada puesta en todos esos paquetes acumulados. Nunca imagine estar delante del negocio de la familia, pero ahora que Vicenzo me habia prácticamente obligado a representar a la familia, no pude negarme.
Al llegar las camionetas que distribuirían la mercancía, camine a pasos lento para salir de este lugar.
—Me encargaré de distribuir todo — volteé para observar al señor Taddeo —Podre hacerlo desde casa, tú regresa a la finca....
—No, no hace falta que hagas nada —me detuvo viendo como algunos hombres comenzaban a llenas las camionetas —Si Vicenzo se entera de que estuvieron aquí...
—No podemos quedarnos de brazos cruzados — giré un poco, viendo acercarse al padre de Vicenzo —A pesar de las diferencias, Vicenzo no deja de ser parte de la familia.
—Lo siento —los observé a ambos —Pero tengo que rechazar su ayuda.
—Alessandro —esa mirada de regaño de parte de mi padrino hizo que bajara un poco la mirada.
—Disculpe, pad