Hades traga saliva al escuchar las preguntas que Kayla le ha hecho. Se siente incómodo y nervioso por contentar. Se estira el cuello de la camisa como si la tela lo estuviera ahogando. Aunque en realidad la tela está lejos de su cuello.
Kayla, por su parte, siente como el cuerpo de Hades se tensa. Las preguntas que le ha hecho lo han alterado. Porque sin previo aviso se ha puesto de pie dando un par de pasos al frente. Con una actitud bastante diferente a la de hace un instante.
—Hades, ¿estás bien? —indagó Kayla esperando tener contestación.
Las palabras de ella detienen a un alterado Hades. Pero no quiere hablar de ese tema. Es algo que no puede hacer. Es algo que nunca ha hecho. Que le resulta complicado de lograr.
—Sí estoy bien —responde sin siquiera voltear a verla. Le quiere dar la razón esperando que no pregunte más.
—No es verdad, en tu voz puedo escuchar que me estás mintiendo —dijo Kayla. —¿Ese hombre te hizo algo muy horrible?
Pasan unos segundos; Hades no