- ¿Qué pasa? – Pregunto, jadeante.
- No puedo – Sus palabras entrecortadas hacen que despegue la melena empapada de mi rostro para mirarlo. No hablara en serio.
- ¿Por qué? – Estoy confundida. Es lo que deseaba. ¿Qué lo ha detenido de esta manera?
- No tengo un preservativo – Parece avergonzado.
- ¿Acaso importa? – Meneo las caderas hacia adelante para que me embista de una buena vez. Se resiste. Bufo, exasperada. Me desplomo en sus brazos.
- Claro que importa. Te deseo, Ciara. Ahora más que nunca que estoy sintiendo tu calor que me rodea, pero no quiero acabar dentro de ti y añadir otra responsabilidad a tu ya complicada vida – Se retira y me coloca en el suelo mojado de la ducha.
Todo el deseo y excitación que sentía hace unos instantes desaparece en cuando mis pies hacen contacto con el agua fr&iac