PELIGROSA PROPUESTA - ENTRE LA ESPADA Y LA PARED Cuando parece que Henry Ross ha logrado alcanzar la paz, el amor y la plenitud al contraer matrimonio con la mujer de su vida, en su boda aparece James; el hermano gemelo de Cristopher Williams, quien desde hace tiempo le ha seguido los pasos con un único propósito, y cuyo medio es nada más y nada menos que una de las mujeres más importantes en la vida de Henry: su hermana pequeña, Emma. Muchos sentimientos contradictorios lo atormentarán, dejándolo entre la espada y la pared, hasta escoger entre el amor o la venganza.
Leer másUn año y medio después de la Boda de Henry y Camile…
HENRY
Moví la cabeza despacio, intentando recobrar el conocimiento, parpadeando y arrugando la nariz por el olor nauseabundo que aturdía a mis fosas nasales.
Intenté moverme pero mis manos estaban sujetas hacia atrás, amarradas a la madera de una silla vieja que rechinaba con mis movimientos. Abrí los ojos al recordar todo lo que había pasado antes de recibir aquel golpe que me dejó inconsciente y sentí temor por Camile y mis hijos.
Miré a mi alrededor pero todo estaba oscuro, solo el olor a putrefacción reinaba allí y a mis oídos llegó el sonido del recorrido del agua: estaba en el interior de una alcantarilla.
Forcejeé mis muñecas, intentando deshacerme de las cuerdas que tenía atadas alrededor, sin éxito alguno.
«Mi Dios», musité, mientras en mi cabeza se formaba una vaga idea de lo que ocurriría. No le tenía miedo a ese hombre, no le tenía temor a la muerte ni a que se deshiciera de mi como un perro. Solo necesitaba saber que mi familia estaba a salvo y que no les había hecho nada, para morir en paz.
Sabía que no sería así de sencillo… estaba seguro que no sería tan gentil como Danielle lo fue con su hermano, pero no le temía ni guardaba rencor; estaba listo para lo que fuera pensaba hacer conmigo.
Intenté una vez más liberar mis manos, pero fue inútil y solo comenzaba a aceptar mi destino. Sin embargo, en la serenidad que buscaba mi interior para preparar mentalmente a mi cuerpo, una tenue luz inundó el lugar mientras unos pasos se acercaban rápidamente.
Sonreí de lado, cuando noté que no me había equivocado: era él, quien estaba recreando el pasado para cobrar una venganza injusta, porque su hermano era la mismísima escoria personificada.
—¿Sorprendido? —preguntó con el ceño fruncido y negué.
—En absoluto; ¿por qué debería estarlo? Solo me estás dando la razón delante de Emma y de todos los demás.
—Nadie tiene por qué enterarse… —dejó la lámpara que llevaba en la mano, colgada a un gancho improvisado de hierro que nacía de la pared húmeda—. Podrías morir ahora mismo y nunca pensarían que he sido yo.
Sonreí de inmediato, burlándome de sus palabras.
—Créeme que serias el primer sospechoso. ¿O acaso piensas que yo maté a tu hermano?
Su semblante se desencajó por haber sembrado la duda en él.
—No lo pienso; estoy seguro.
Negué con la cabeza y sonreí.
—La persona que lo hizo, te buscará y acabará contigo… no tendrá piedad alguna de ti. Solo estás firmando tu propia sentencia con tus actos.
—Soy doctor en psicología además de abogado, Ross; no lo olvides cuando trates de lavarme el cerebro y cambiar los roles. ¿Acaso crees que soy tan estúpido? —indagó, cruzándose de brazos y sonriendo—. Por supuesto que tú no jalaste el gatillo, pero el simple hecho de haberlo ideado, te hace más culpable que la misma persona que incrustó una bala en la nuca de Cristopher.
—Tú no sabes nada de tu hermano… ni de mí. Estás ciego por el dolor y te comprendo, pero; ¿sabes todo lo que él hizo? —pregunté y me vio con inquisición—. ¿Sabes qué me acusó de fraude y me envió a prisión falsificando documentos? ¿Estás enterado que casi mata a mi esposa y al bebé que llevaba en su vientre? Al menos dime que estás al tanto que contrató a matones para que me asesinaran en la cárcel y que de milagro salí ileso; solo porque mi compañero y yo cambiamos esa noche de catre. ¿Sabes todo eso? —presioné, intentando ganar tiempo para encontrar alguna salida.
—Esa no es justificación suficiente para asesinar a sangre fría a un hombre y lanzarlo a la calle como a un perro —replicó, acercando su rostro al mío y mirándome con odio—. ¡Podrían haberlo enviado a la cárcel! —gritó—. Que tuviera un juicio justo y la justicia lo condenara por sus delitos, pero decidiste hacer justicia tú mismo, quitándole la vida a un hombre que solo necesitaba ayuda de profesionales, el calor de una familia que para lo único que le ha servido fue para exprimirlo —se volteó, dándome la espalda y suspirando con frustración—. No sabes nada… no tienes idea de todo lo que mi hermano sufrió a lo largo de nuestra vida —volvió a mirarme y frunció el ceño—. Sí; admito que se equivocó demasiado, pero le hubieras dado la posibilidad de pagar su culpa y redimirse en prisión. Sin embargo, solo acabaste con él, le arrebataste la posibilidad de arrepentirse, de cambiar, de buscar un futuro mejor.
Con cada palabra que emitía, sentía un profundo dolor en él. Lo entendía más que nadie y hasta le daba la razón para hacer lo que hacía, pero definitivamente estaba cegado por el amor de familia y no aceptaba que su hermano ya no tenía remedio alguno.
—¿Por qué lo hiciste? —preguntó, cuando me quedé callado.
—James; tú no lo conocías… no sabías en realidad quién era tu hermano. No puedes defender lo que desconoces; ¿cuánto tiempo estuvieron distanciados?
—Muchos años, pero eso no quita que lo que hubieras hecho estuviera mal.
—Lo sé… como también sé que en este mundo no había lugar para los dos: él intentó matarme, y aunque creyó que tuvo éxito; falló. ¿Solo por eso debía tener compasión con él? ¿Una compasión que él jamás tuvo conmigo? —pregunté y me vio con sorpresa—. Tenía una hija pequeña y enferma que dependía de mí. Una madre y dos hermanos de quienes solo yo me ocupaba. Me engañó, haciéndome creer que Camile me había traicionado, me encerró por un delito que no cometí y me arrebataron a Jillian, con el único propósito de hacer dinero a su costa.
»Sólo porque yo estoy vivo y el no, ¿crees que soy un monstruo? ¿Un asesino? —indagué y esquivó su mirada porque en el fondo, sabía que tenía razón—. Tu hermano no se hubiera detenido porque me odiaba y sabes perfectamente que jamás habría tenido la compasión que estás reclamando en estos momentos, cuando lo único que yo he hecho, fue proteger a mi familia.
—De todos modos, eso no te da derecho a quitarle la vida a un ser humano…
—Lo sé, pero era una cuestión de supervivencia, James.
—¡Era venganza, Henry! —gritó—. No quieras cambiarle el rótulo a las cosas, y ya terminemos con esto de una vez por todas —bramó furioso, levantando el pliegue de su camiseta y sacando una pistola—. Ojo por ojo; ¿cierto?
Pronunció, rodeándome para quedar tras de mí.
Cerré los ojos y solo le rogué a Dios que cuidara de mi familia, que le diera consuelo a mi madre y fortaleza a Camile para ocuparse sola de nuestros hijos: Jillian, Henry y el pequeño Fred.
Sentí el frío cañón sobre mi nuca y respiré hondo.
—Jala del gatillo, si eso te hará sentir mejor —dije por última vez.
—Lo haré con el mayor placer del mundo —sentenció, presionando con rabia el arma en mi carne y supe que ya no había marcha atrás.
Moriría.
SORPRESA—¿Ha iniciado la cacería? —dijo Brandon mientras nos servían café, en el mismo sitio de siempre, a unas calles del bufete.—Hoy fue nuestro primer encuentro. La llevé a mi piso y se dejó arrastrar sin protestas —respondí confundido y él enarcó una ceja.—¿Se te antoja demasiado fácil como para que sea real?—Exacto.—Eres atractivo y no es extraño que una mujer de su edad se deje arrastrar por la pasión del momento y que al día siguiente, ni siquiera lo recuerde —bromeó y negué. Esa muchacha nunca había visto un tipo desnudo a juzgar por su reacción.—¿Quieres decir que he perdido habilidades? —bromeé de todos modos y Brandon se encogió de hombros.—Desde el momento en que asumiste que Eleanor ser&ia
6 meses antes de la boda de Henry y Camile…EL PRIMER ENCUENTRONi bien regresamos de la luna de miel, me puse en campaña para iniciar mis planes. El piso quedó perfecto; parecía un lugar distinto y quedé bastante conforme. Prácticamente todo era en tono blanco y un poco de gris, que le daba un aire sobrio y masculino al sitio.Había madrugado ese día con la excusa de ir al bufete a revisar unos pendientes urgentes y estaba fuera del St. James's Park, recostado en la puerta de la todoterreno negra que conducía.Faltando treinta minutos para que llegara, comencé a caminar haciendo el mismo recorrido que aquella chiquilla, hasta llegar a la fuente donde siempre se detenía a quitarse la sudadera para anudársela a la cintura. Tomé asiento en el borde la misma, mirando el reloj deportivo que portaba en mi mu&ntild
UNA NUEVA VIDA EN TODOS LOS SENTIDOSFaltaba una semana para la boda y el departamento se encontraba completamente desmantelado.Necesitaba muebles nuevos, electrodomésticos y utensilios que hicieran parecer que vivía allí como un hombre soltero.Además, debía cambiar por completo el color de las paredes que sin duda tenían el toque femenino de Eleanor, quien estaba segura de que el departamento ya había sido vendido.Mientras ella se encontraba completamente sumida en los preparativos de la boda y la luna de miel, yo me encontraba abocado completamente en cumplir con lo que le juré a la memoria de mi hermano. Seguía siempre los pasos de aquella muchacha y al parecer, tenía todo fríamente calculado en relación a mi plan. Nada podía fallar.Luego de dejar a Eleanor para su última prueba de vestido, busqué por la zona comercial un
SIGUIENDO SUS PASOS—Ahora, ¿me dirás de una vez como lo harás? —preguntó impaciente—. Recuerda que tienes una vida… y con esto, estarás prácticamente creándote otra que será difícil de sobrellevar.—No venderé mi apartamento como le hice creer a Eleanor y será una gran ventaja para mí. Sin embargo —suspiré—, deberé esperar hasta después de la boda para dar marcha a mi plan y debo saber todos los movimientos de esa muchacha antes de dar el primer paso. Debo entrar en su mente, hacerle creer cosas en las que nunca ha creído… lograr que piense que conmigo, nada malo ocurrirá jamás. Enseñarle cosas nunca antes vistas, vividas y experimentadas… hasta que todo su mundo se gire en tono a mí y luego hacerla sufrir tanto, al punto de que conozca la locura…
REFUERZOSLuego el desayuno, acompañé a Eleanor a la universidad con el propósito de que me adentrara en todo lo referente a las clases que dictaba.Grande fue mi decepción al darme cuenta de que aquella niña no se encontraba en el listado de alumnos de Eleanor. Sin embargo, no me daría por vencido tan fácilmente.Presencié la última clase que dictó mi prometida en la cátedra que necesitaba la reemplazara, absolutamente frustrado por no coincidir con mi presa. Al final de todo, fui presentado como el reemplazo a partir de la siguiente clase.Al marcharnos, ya en el coche, hice algunas preguntas.—¿Esa es en la única clase que necesitas reemplazo, cielo? ¿Qué pasa con las demás?—Una compañera se ofreció hace tiempo, cuando mencioné la intención de buscar reemplazo, por lo que
MENTIRA PIADOSAAl día siguiente, antes de partir de regreso a Londres, fui al banco a resolver el asunto de la casa de mis padres.La deuda era millonaria, pero lo que me sobraba a esas alturas, era dinero y aunque detestaba a esas personas que me procrearon, no dejaban de ser mi sangre.Era un modo de pagarles el sustento que me dieron hasta que pude largarme.Desde temprana edad supe, que si quería salir de ese nido de víboras, debía trabajar duro para lograrlo. Me esforcé por años, siendo el mejor en todo con un único propósito: conseguir una beca para estudiar leyes en Oxford.Había ahorrado lo suficiente como para no pedirles nada a mis padres. Trabajaba medio tiempo luego de la escuela y los fines de semana, mientras mis amigos se iban de juerga. No había pasado un solo verano en el no laborara en cualquier sitio decente.Cuando lo conseguí,
Último capítulo