Lara
El regreso al palacio es tenso y con un silencio incómodo. Y ni siquiera sé por qué.
Desde que llegamos, Arion se va a la otra ala junto a sus amigos y yo me quedo acá, sola. Bueno, no del todo.
—¿Tienes hambre? —me pregunta Lila, quien flota por encima del suelo del salón donde estoy.
Suelto un largo suspiro.
Ella tiene su forma faesyana natural; de igual manera, Yerca y las demás faes no ocultan sus orejas.
—La verdad, sí —le respondo mientras me froto el estómago—. Tengo ganas de comer pato asado, con puré de papa y zanahoria salteada. Mmm... —Me relamo los labios, ansiosa por probar tan suculento platillo.
—Lo prepararemos... —masculla y se va.
Vuelvo a suspirar.
Me pregunto cuál es esa misión a la que se refirió Arion.
De la nada, pienso en Killiam y en lo mucho que lo extraño.
—¿Qué estarás haciendo? Si supieras que llevo tu cachorro... —Las lágrimas me mojan las mejillas mientras me acaricio el abdomen—. Me gustaría llamarlo como tú. O hacer una combinación de tu nombre y