Bastián.
Annabelle termina de vestirse enfrente de mí, se ve incomoda e incluso un poco triste, y si se está arrepintiendo de lo que acaba de pasar, pues entonces se jodió, porque no hay forma alguna de revertir lo que acabamos de hacer ella y yo sobre la alfombra de esta casa.
–¿Te pasa algo? – le pregunto.
Ella me sonríe y yo siento una presión en el pecho difícil de describir, es que la sonrisa de Annabelle es lo más lindo que he visto en mi vida. Quiza se deba a que siempre he estado rodeado de mierda, y entre tanta porquería, ella es lo único bueno alrededor.
– No, todo está bien, solo tengo una pequeña molestia – hace una mueca.
– Es normal que sientas molestias y que te duelan las piernas, mañana un poco más que ahora, incluso – le explico.
– Bien – ella se po