Kathryn pasó las puertas del hotel y se dirigió derecho a la recepción.
- ¿Kathryn? – Era la voz de una mujer, la de Evelyn Holland. Se fastidió un poco.
-Hola Evelyn ¿Cómo estás? –
-Bien, bien… Es raro verte por aquí, Kathryn –
- ¿Lo es? Bueno, es verdad que no suelo frecuentar estos lugares a menos que sea una gala –
-Mmmmm… ¿Será que hay algún hombre involucrado? – Le dijo en tono cómplice y burlón.
Justo lo que Kathryn necesitaba, la chismosa más grande de la ciudad en el mismo lobby que ella.
- ¡Claro que no! – Se río – Tengo entendido que este lugar tiene un servicio de spa envidiable –
- ¡Oh! Si, de los mejores de la ciudad… Te recomiendo que pidas por Pedro si lo que quieres es un buen masaje… - Y le guiñó el ojo.
Así que esa era la clase de spa al que era tan asidua Evelyn; ahora entendía su entusiasmo esa noche que recaudaron fondos para el edificio de la parroquia.
-Lo tendré en cuenta, gracias… ¿Te quedarás esta noche? -
-No, no, voy de salida –
-Bien, entonces, te veo lue