—¿Te pregunté que haces aquí? —insisto al ver que permanece muda sin responder a mi pregunta.
—Lo, lo siento, no quería molestarlo —Me responde nerviosa.
Retiro con fuerza de su mano el portarretrato de Emma.
—No se te ocurra volver a tocarlo.
—No, no era mi intención tomarlo, sólo retirarlo de su pecho y dejarlo a un lado. —dice sosteniendo su mano.
Debo haberla lastimado al tirar abruptamente de su mano el retrato, pienso.
—¿A qué has venido a mi habitación, eh? —Me incorporo de la cama y siento como mi cabeza está a punto de estallar producto de la resaca de la noche anterior.
—Vine a traerle su desayuno como una especie de tregua entre usted y yo.
—¿Tan pronto deseas una tregua? —Sonrío en forma burlona— Pensé que eras más fuerte.
—Y lo soy —espeta.
—Pues no lo parece. —Me levanto de la cama y veo como ella da dos pasos hacia atrás.
Me fascina ver en sus ojos el miedo al sentirme cerca. Paso por su lado y me acerco a la bandeja de comida, tomo el vaso de jugo y l