Buenos Aires, 2019

La noche en que me escapé de casa para llegar al departamento de Víctor…

No sé cómo explicar lo que sentí al volver a verlo. Desde aquella primera vez que nos entregamos, mi cuerpo y mi alma quedaron marcados. Esa noche, después de estar con él, intenté dormir, pero algo dentro de mí gritaba su nombre. Mi alma lo pedía con desesperación, como si mi respiración dependiera de tenerlo cerca.

Quise olvidarlo. Lo intenté de todas las formas posibles. Pero nada funcionó.

Había algo más fuerte que la razón, una voz interna que me empujaba hacia él, aunque no supiera exactamente a dónde me llevaba. Quizás debía cerrar los ojos y simplemente dejarme guiar por ese impulso que me dominaba.

Cuando abrí los ojos, estaba frente a su puerta. No sabía si tendría el valor de tocar, ni si encontraría las respuestas que necesitaba, pero algo me decía que debía hacerlo.

Y lo hice.

Cuando me abrazó, el tiempo se detuvo. Sentí su piel, sus besos, su respiración rozando mi cuello. C