—Eva, vete con él.
Lucas me señaló y me dio una señal con la mirada para que me dirigiera hacia el atracador.
—¿Qué?
Pensé que había señalado a la persona equivocada y le miré con dudas. Pero se mantuvo firme sin hacerme caso.
—Dije que quería salvar a Tatiana primero. Si no le hubieras pedido que viniera, no habría sufrido esto. No podemos dejar que Tatiana sufra por ti, ¿verdad?
Hace dos horas, Lucas Rodríguez me envió un mensaje pidiendo que yo viniera fuera de la ciudad, pero cuando llegué, encontré que la que me estaba esperando era su primer amor.
Me di la vuelta con una sonrisa fría y quería irme, pero me arrastraron a un lado con la boca tapada. No fue hasta que me ataron las manos a la espalda cuando reaccioné al hecho de que me habían secuestrado. Le sucedió lo mismo a Tatiana García.
Pensé que Lucas vendría a rescatarme de primer momento. Aunque habíamos estado en una guerra fría durante más de un mes, vendría inmediatamente porque ya tenía su hijo.
Pero era demasiado ingenua.
Cuando Lucas llegó solo con prisa, el hombre sostenía un cuchillo contra Tatiana en el cuello. Al instante estaba punto de llorar y le suplicó en voz baja al hombre que la liberara. El atracador no le hizo caso, pero me empujó hacia Lucas.
Me cubrí el vientre dolorido y le supliqué que me enviara primero al hospital. Pero él mostró indiferencia e insistía en rescatar a Tatiana con la vida mía.
Me llenaron las lágrimas en los ojos y le miré confundida.
—¿Cómo? Hoy ...
Mis palabras fueron interrumpidas por un grito. Al girar la cabeza, vi que la punta del cuchillo le había cortado la piel a Tatiana. Aunque la herida era pequeña con gotas de sangre, fue suficiente para que Lucas entrara en pánico, se asustó y rogó al hombre que la dejara.
Me pellizqué la palma de la mano con fuerza, apenas me contuve para no llorar. Padecía enfermedad cardíaca, si él no me salvaba, el hijo y yo estaríamos en peligro todo. El fuerte deseo de sobrevivir me hizo perder la cara, suplicándole a rodillas.
—Lucas, no puedes dejarme sola, ya tengo nuestro hijo, y ...
—¡Eva, qué mentira, no seas tan egoísta! Tatiana es diferente a ti, va a casarse en el futuro, no puede dejar mancha alguna.
Me miró con cara hosca, como si fuera una desconocida en vez de la esposa que le había acompañado diez años.
—No te preocupes, tipos como él, querían o dinero, o sexo, mientras cooperes bien, no te matará. Mi colega vendrá pronto a rescatarte, no importa lo que te pase, no te abandonaré.
Se me acercó, extendió la mano y me apretó el hombro, se inclinó y me susurró al oído con cara inexpresiva:
—Además, nunca has sido una mujer limpia, a pesar de que tú y Leo Rodríguez se liaban en ese momento, me casé contigo, ¿no?
Lo que había dicho me hizo paralizada y no pude evitar temblar.
—No es así, Leo y yo ..
No me dio otra oportunidad para explicarme, y me empujó impacientemente al atracador. Quise luchar, pero la fría punta del cuchillo me oprimía el cuello, no pude hacer nada que ver a Lucas que se la llevaba.
Cuando Lucas consoló a Tatiana suavemente con brazos, el malo me arrastraba por el pelo hasta el coche. Mi cuero cabelludo estaba casi desgarrado y no pude evitar gemir de dolor. El hombre me dio una gran bofetada en la cara.
—Te mataré si gritas más, sé tranquila, hasta tu marido no te gusta, no funcionan ojos de cachorro.
Vi que Lucas sostenía a Tatiana, la ayudaba a entrar en el coche y se iban sin vacilar. Se me perdió finalmente las pocas esperanzas. Me mordí los labios con fuerza y cerré los ojos con desesperación, dejando que el tipo me metiera en el coche.
Ni siquiera miró hacia atrás para ver si estaba herida.
En ese momento, comprendí que las vidas del hijo y yo no equivalían la ridícula virginidad de Tatiana García. Incluso un iceberg debería estar derretido por mi amor de diez años. Pero él me puso en peligro sin preocupación, ni siquiera me echó una mirada.
Antes de entrar en coma, miré hacia donde se fue por última vez. No pude evitar dar una sonrisa amarga. Él no sabía que el supuesto secuestro no era más que un espectáculo especialmente para acabar con mi vida.