Capítulo XV...
Al marcharse todos los visitantes, el matrimonio queda a solas…la comida es llevada a Aranza, y Sebastián como todo un esposo atento se dispone a alimentar a su esposa, quien está encantada de ser el centro de atención de su esposo, lo que siempre soñó, ser mimada por el hombre con el que se casó.
-Marqués, basta no es necesario – sonriendo
-No quiero que hagas ningún esfuerzo
-Pero comer no es un esfuerzo – mirando con ojitos de cachorro a su esposo
-Esposa déjame mimarte – Aranza se sonroja
-Está bien – sonriendo – marqués…
- ¿Qué pasa?
- ¿Cuándo puedo irme? No me gustan los hospitales y a Alma Cristina tampoco le gustan…
-No saldrás de acá hasta que el médico lo autorice – Aranza da un puchero – no quiero que nada le suceda a nuestra hija
-Pero…
-Pero nada señorita – soplando la cuchara y la lleva a los labios de Aranza – ¿Qué te parece?
-Está rica la sopa…pero quisiera comer helado ¿puedo? – mirando dulcemente a Sebastián
-Estás siendo un tanto manipuladora amor mío
- ¿Eh? – sonro