Capítulo V...

Y así, dando media vuelta Sebastián se aleja de la habitación, y se dirige a preparar todo para recibir a su suegro y cuñado, mientras que Aranza intenta calmarse, no quiere ver a su padre y hermano molestos o peor, no quiere ver a Xavier masacrando a Sebastián a golpes en su casa, porque sabe del deseo de su hermano mayor por matar a su esposo, ellos nunca se han agradado, desde niños ha sido así y aunque sabe que Xavier se controla por ella, desde que padre e hijo se enteraron de los malos tratos y de la infidelidad de Sebastián, han querido tener la oportunidad de matar al marqués de Alba, por herir a alguien tan bueno y puro como lo es Aranza.

A la noche, el Duque del Infantado y Xavier han llegado a la mansión de Sebastián y son recibidos tanto por el marqués como por Aranza y ambos hombres notan que Aranza estuvo llorando, Xavier en el acto se acerca y abraza a Aranza.

-¡¿Qué le hiciste a mi hermana?!

-Cuñado…

- ¿Cuñado? ¿ahora sí me tratas con respeto? ¡¿Qué le hiciste a mi hermana?!

-Xavier, tranquilo es el embarazo…el marqués me dio un regalo por el embarazo

- ¡¿Cómo supiste de eso?!

-Vi a Aranza enferma, así que fui con su médico mientras ella estuvo en su casa, suegro

El hombre se acerca y en el acto golpea a Sebastián – ¡padre!

-Te atreviste a faltarle al respeto a mi hija, a culparla de todo como si ella fuera la peor de las mujeres

-Suegro – con su mano en su mejilla – lamento mi comportamiento

- ¿Lamentas tu comportamiento? ¿en verdad? ¿lamentas haberte revolcado con la perra de Lucía?

Sebastián queda en shock – ¿crees que mi princesa no me diría nada?

-Padre, lo siento…no quería involucrarte en mis problemas

-Soy tu padre, tú y Xavier son todo lo que me quedan de tu madre ¡es claro que siempre procuraré su bienestar!

-Suegro…

- ¡Cállate! ¡tú destruiste a mi niña! ¡a mi Aranza!

-Padre, basta…

- ¡Nada de basta! ¡que este bastardo sepa todo mi sentir! ¡maldita la hora en que mi esposa y tu madre arreglaron el matrimonio de mi hija! – llevando sus manos al pecho

- ¡Papá! – diciendo ambos hermanos

Xavier corre y toma a su padre, Aranza se acerca y le toma las manos.

-¡Llamen ahora mismo al médico!

Y todos corren, mientras que Xavier, junto con un par de criados toman al hombre y lo llevan hacia la habitación.

-¡Mi papá no puede morir! – siendo abrazada por Sebastián – ¡todo esto es tu culpa! – empujando al hombre

-Aranza…

-Mi padre tiene razón…¡maldita la hora en que mi madre arregló mi matrimonio contigo! – mientras corre al interior de la mansión

- ¡Carajo!

-“Wow, eso no me esperaba…quien lo diría…el Duque te mandó a la m****a”

-No puede ser, ¿Qué no puedes ser menos inoportuna?

-“Oye; solo soy honesta…marqués, así que ahora ve con tu suegro”

-Genial, lo que me falta es que muera…

Y así entra en la mansión, al poco llega el médico, quien revisa al Duque, e informa que el hombre maduro solo tuvo una molestia cardiaca, nada que comprometa su vida…de momento, así que el hombre está en cama, rodeado por sus dos hijos y a lo lejos está Sebastián; mirando a una distancia prudente.

-Papá, ¿Cómo te sientes?

-Mejor mi niña – acariciando aquella cabecita – a este viejo le queda tiempo

Y da una sonrisa al ver la sonrisa de sus hijos.

-Papá, puede ser que me hayas delegado el título de Duque…pero aun no puedes dejarnos, tienes que arreglar mi matrimonio

-Xavier…deja de decir tonterías…

Y el mencionado da una enorme sonrisa.

-Papá, tienes que conocer a tu nieta…

- ¿Es niña? – mirando con ojos brillantes a su hija

-Bueno, eso creo…y el marqués también lo cree

-Espero que no herede nada de ese idiota – fulminando al mencionado con su mirada

-Con que herede la belleza de su madre, me doy por bien servido…que herede los bellos ojos azules de mi Aranza

-Papá – sonrojándose, dado que los ojos de su madre eran azules

- ¿Cómo la llamarán?

-Alma – diciendo el matrimonio a coro

- ¿Y de ser niño?

-Quiero que se llame como mi hermano – dando una sonrisa a su hermano

-Excelente, que se llame como su tío – inflando el pecho de orgullo

Sebastián apenas voltea sus ojos.

-Papá descansa, mañana es mi cumpleaños…

-Claro que no me perderé el cumpleaños de mi princesa – besando la frente de Aranza y en el acto mira a Sebastián – espero, querido yerno…no ver a la zorra de tu amante, porque no he olvidado, esa perra cumple años el mismo día que mi princesa

-He dispuesto seguridad para no dejarla entrar, ni siquiera colándose podrá acercarse a la mansión

-Más te vale – diciendo los dos hombres Arteaga

-No se preocupen, nada mortificará a mi esposa e hija

-Bien papá tienes que descansar

-Tú también mi niña – tocando el vientre de la joven – mi nieta tiene que nacer sana

-Descanse suegro – mirando a Xavier, quien le frunce el ceño – Pedro, cuando mi cuñado decida ir a su habitación escóltalo

-Como ordene marqués – haciendo una reverencia

Sebastián se marcha, y se dirige hacia la habitación de Aranza; toca un par de veces y la joven abre la puerta, encontrándose con la mirada desencajada de Sebastián – ¿sucede algo, marqués?

-Aranza, por favor mañana…

-Te dije que mañana anunciaré nuestro divorcio y diré muchas cosas que te hundirán a ti y a la m*****a de Lucía

-Por favor…no arruines nuestro matrimonio

-Tú lo arruinaste, lo arruinaste desde que faltaste a nuestros votos

-Yo…lo siento…

-No, no lo sientes, no solo te vi…te escuché

Sebastián queda en shock.

-Le dijiste a Lucía que la amabas, le dijiste que nuestro matrimonio era un error, le dijiste que solo durarías casado conmigo lo que viviera mi padre, para así heredar el título de Duque del Infantado, le dijiste que nunca me tocarías porque te daba asco…¡le dijiste que yo era una perra interesada!

Y así Aranza rompe en llanto y le cierra la puerta en la cara a Sebastián.

-M****a…

- ¿Qué no puedes dejarla en paz? – haciendo girar al hombre

- ¿Por qué no mejor te callas Xavier? Aranza ya no está, así que no tengo porque respetarte

-Jajajajaja, que buen teatro mostraste con mi hermanita – cruzándose de brazos – pero conmigo y mi padre no puedes fingir, sigues siendo el mismo hijo de perra que hizo llorar a mi hermana el día de su boda

- ¿Qué?

-Acaso ¿no sabías? Cuando Aranza te vio follar con esa perra, fue corriendo a los brazos de mi padre suplicando que por favor no la dejara contigo

Sebastián queda en shock – no…no es cierto, ella…lloraba, pero era…

-Era porque te había escuchado…¡la hiciste sufrir! ¡y ella estaba ilusionada con su matrimonio! ¡y no conforme con humillarla de ese modo, la violaste!

Sebastián se queda pasmado – ¿Cómo lo sabes? ¡¿Cómo lo sabes?!

-Porque ella me contó…¡infeliz! ¡si Aranza está embarazada es por la porquería que le hiciste! ¡la confundiste con la zorra de Lucía! ¡y luego la culpaste!

Y así Xavier le lanza un golpe a su cuñado, y ambos hombres se arrojan a los golpes, Aranza abre la puerta de la habitación y ve a su esposo y hermano matándose a golpes.

-¡Xavier, Sebastián alto!

Aranza intenta acercarse para separar a los hombres, pero Xavier por error la empuja y ella se golpea contra una esquina de la mesa – ¡Ahhhh!

-¡Aranza! – diciendo ambos hombres

Aranza se lleva la mano a su entrepierna y tanto ella como su hermano y esposo se horrorizan al verla sangrando – ¡¡¡mi bebé!!!

-¡Llamen a una ambulancia!

-¡Sofía trae trapos y trata de parar el sangrado!

-Hermanita perdón, perdón…dejaré que le digas a papá, pero no pierdas al bebé, no lo pierdas

- ¡¿Por qué, porqué se estaban matando?! – mientras se abraza el vientre

-Fue mi culpa hermanita, fue mi culpa sabes que no soporto al idiota de tu marido, tranquila por favor tranquila

- ¡¿Dónde está la ambulancia?! – mientras abraza a Aranza

Y para horror de los dos hombres, Diego Alejandro Arteaga, Duque del Infantado ha salido de la habitación al escuchar los gritos y se horroriza al ver a su hija en el suelo; y sangrando.

-¡Aranza! ¡¿Qué pasó?! – mientras corre y se acerca a su hija – ¡¿Qué le hiciste a mi hija infeliz?!

-Fue mi culpa papá, fue mi culpa…

- ¡¿Qué hiciste Xavier?!

-La empujé por accidente, me estaba peleando con este idiota

Diego fulmina a su hijo con la mirada, pero su foco de atención cambia al escuchar a su hija gritar – ¡¡¡Ahhhh!!! ¡me duele, mi bebé!

-¡¿Dónde está la ambulancia?! – diciendo los tres hombres

Pero Sebastián no pierde el tiempo y así toma a su esposa en brazos y corre hacia el estacionamiento,

mientras es seguido por Xavier y el Duque.

Y los tres hombres se dirigen hacia el hospital, en donde al llegar ingresan a la marquesa a urgencias, y mientras los médicos batallan por salvar al bebé, afuera, Diego reprendía a su hijo y yerno por la herida de Aranza.

-¡¿Es que los dos quieren matarme?! – haciendo bajar forzosamente la cabeza de ambos hombres – ¡si Aranza pierde a su bebé los voy a matar!

-Padre – pero recibe una bofetada

- ¡Te dije que te comportaras! ¡y mira lo que provocas!

-Lo siento…

- ¡Deja de sentirlo! ¡más bien reza porque ella no pierda a mi nieta! – y en el acto se gira hacia Sebastián – ¡¿Qué no pudiste demostrar más hombría que mi hijo?! – abofeteando con fuerza a Sebastián

-Fue mi culpa suegro, pero estoy seguro de que Aranza y la bebé estarán bien

- ¡Más te vale!

Al poco sale el médico, y los tres hombres se acercan preocupados por la salud de Aranza y el bebé – ¿Cómo está mi esposa, mi bebé?

-Ambos están bien marqués – viendo como los tres hombres suspiran aliviados – permanecerá en reposo absoluto por el resto de la noche, mañana le daremos el alta

- ¿Podrá asistir a su fiesta de cumpleaños?

-Sí, mientras permanezca tranquila…el bebé está delicado

-Cuidaré de mi esposa e hijo con mi vida

Durante la noche, Sebastián permanece al lado de Aranza, vigilando que no tenga complicaciones, mientras que sus padres han llegado y ahora para el marqués es hora de soportar los sermones de estos.

-¡¿Cómo pudiste perder la compostura de ese modo Sebastián?! ¡Aranza puede perder al bebé!

-Sé que cometí un error madre, me dejé provocar por las acciones de mi cuñado, lamento mi comportamiento

-Más te vale ella no pierda mi nieto, ¡porque te quitaré el título!

-El título de marqués es irrelevante para mí, padre…pero confió en que Aranza no perderá al bebé

Los padres de Sebastián apenas se miran, sin entender el cambio de actitud de su hijo, antes, él hubiera hecho berrinche por aquella amenaza, y ahora dice que el título es irrelevante para él ¿Qué le pasa a su hijo?

-Sebastián dinos la verdad ¿Qué te pasa?

- ¿Por qué me preguntas madre?

-Tú no eres así, siempre armas berrinche cuando tu padre te amenaza con quitarte el título

-Madre me he dado cuenta de que el título es irrelevante si no puedo tener a Aranza a mi lado

Los padres de Sebastián han quedado en shock.

-Hijo…¿de verdad, has tomado esa resolución? ¿Qué pasa con el título de Don Diego?

-Ser Duque del Infantado…ya no me interesa, además ese título lo tendrá Xavier y es lo mejor…mientras esté en la familia Arteaga; Lucía no podrá hacer nada

- ¿Lucía? ¿Qué tiene que ver esa mujer?

-Madre, Lucía Santana era mi amante y yo le prometí el ducado del Infantado

Valeria queda en shock y sin pensarlo mucho abofetea a su hijo – ¡¿Cómo pudiste serle infiel a tu esposa?! Pero aún ¡¿Por qué con esa bastarda?!

-Fue un error, lo siento madre

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