58. Reencuentro con mi hijo
Leo miró su reloj sentado en la consulta, ya era hora de que trajeran al niño de Steve para hacerse su chequeo mensual.
Debido a que nació un poco prematuro y en un parto difícil, Steve lo llevaba de manera periódica a hacerse análisis de rutina.
Solo que últimamente, no era Steve ni la nana los que venían con él, sino la Srta. Amaia, justo como ahora.
— Hola, Srta. Amaia, pase adelante – Leo indicó a enfermera que la dejara pasar con el cochecito de Gabriel
— ¿Cómo ha estado este caballero?
Enseguida cargó al bebé, que lo conocía, y comenzó a intentar interactuar con Leo, tocándolo con sus manitas.
Era un niño hermoso, gordito, rosadito y se notaba el cuidado esmerado que le daban.
— Gabriel está bien, solo que últimamente lo noto como medio resfriado.
— Anoche tosió un poco y su naricita estaba tapada, ¿cree que debería darle vitamina o algo así? – Amaia comenzó a explicarle con preocupación.
— ¿Anoche? ¿Se lo comentó la nana? – Leo le preguntó mirando a de cerca al sonriente Gabri