La foto en la mesa del café era como mirar accidente de auto. No podías apartar vista, aunque cada segundo te destruía más.

Sofía. Claudio. Ricardo.

Los tres juntos, sonriendo como conspirators que acababan de planear asesinato perfecto.

—¿Cuándo fue esto? —Nick tomó foto con manos temblorosas.

—Hace dos semanas. En Ginebra. —Alberto deslizó más documentos—. He estado siguiéndolos. Reunión tras reunión. Transfers bancarios. Acuerdos legales. Todo apunta a mismo objetivo.

—¿Cuál? —Michaela preguntó, aunque parte de ella ya lo sabía.

—Destruirte a ti. Tomar empresa de Nick. Y enriquecerse en el proceso. —Alberto señaló documentos—. Ricardo ha estado moviéndose por meses. Desde antes de que ustedes se reconectaran. Esto no es reacción. Es plan.

—Explica. —Nick demandó, voz peligrosamente calmada.

Alberto organizó papeles en orden cronológico.

—Primero: Ricardo se acercó a familia Rossini hace seis meses. Ofreció participación en Magno Marketing si ayudaban a "remover obstáculos." —Señaló